La Red Latinoamericana de Formadores en Fact-Checking ya capacitó a profesores de más de 45 universidades de América Latina, quienes a su vez formaron a más de 1.300 estudiantes de periodismo. Gentileza: Chequeado

La incorporación del fact-checking en la práctica periodística se volvió cada vez más necesaria. “Básicamente porque en el mundo actual, donde toda crisis genera desinformación, es muy importante desarrollar el pensamiento crítico, pero también tener las herramientas necesarias para frenarla”, reflexiona Tomás Martínez, fundador y director de Mala Espina Check, medio de Chile especializado en la verificación del discurso público y los datos que circulan en las diversas plataformas sociales. 

La formación académica es una instancia clave para generar un primer acercamiento a esta metodología, fomentar su práctica y lograr que la verificación de datos se transforme en un proceso más en la tarea periodística.

Y Mala Espina Check avanza en esa dirección: el medio chileno pasó a integrar la Red Latinoamericana de Formadores en Fact-Checking. Se trata del proyecto educativo liderado por Chequeado, de Argentina, dirigido a profesores de periodismo y comunicación para capacitarse en la metodología de verificación e impartirla luego en el aula

Con esta incorporación, ya son seis las organizaciones periodísticas que trabajan de manera local y regional en esta iniciativa con el fin de “formar a la mayor cantidad de profesores universitarios para que se desempeñen como agentes multiplicadores en la promoción y enseñanza del fact-checking en sus respectivas aulas”, como señala Eduardo Ceccotti, director de comunicación de Chequeado

Además de Chequeado y Mala Espina Check, los otros medios aliados son Verificado, de México; Ojo Público y Convoca, de Perú; y ColombiaCheck, de Colombia. Y está previsto que se sume también durante 2024 Bolivia Verifica

La organización chilena abrió hace unas semanas la postulación para profesores y profesoras de universidades y terciarios chilenos, que pasarán por un proceso de selección para participar del curso gratuito que dictará en abril

Para este primer año de colaboración con la red, desde Mala Espina Check esperan “poder llegar a la mayor cantidad de docentes, pero también teniendo muy presente la calidad, no solo la cantidad, y generar impacto”. “Queremos que la materia sea incluida en las mallas curriculares y que llegue a regiones del norte y sur del país”, expresa Martínez. 

Formar a formadores y familiarizar con el fact-checking a estudiantes de periodismo 

El programa de educación de Chequeado tiene entre sus objetivos contribuir con el desarrollo de habilidades y estrategias para detectar y contrarrestar desinformaciones y, de este modo, mitigar su circulación tanto a nivel local como regional. “En ese camino, y con el apoyo de Google News Initiative, llevamos adelante desde hace casi dos años la Red Latinoamericana de Formadores en Fact-Checking”, especifica Ceccotti. 

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En línea con la idea de que profesores universitarios se desempeñen como agentes multiplicadores del método de chequeo y atendiendo al rol central que el periodismo ocupa en la lucha contra la desinformación, desde Chequeado consideran que “resulta fundamental reconocer la importancia de integrar cada vez más contenidos relacionados con el fact-checking en la formación inicial de los periodistas”. 

“De esta manera, los estudiantes de periodismo logran familiarizarse con estas prácticas desde el inicio de su recorrido académico”, destaca el director de comunicación de la organización argentina. 

Con esa premisa como base, la red tiene principalmente tres grandes objetivos: fortalecer estrategias de enseñanza y áreas de educación de las organizaciones de fact-checking, formar a periodistas, profesores y estudiantes de periodismo y comunicación en fact-checking, y generar una comunidad de formadores.

En ese camino, ya son seis los medios que trabajan en la red, contando la reciente incorporación de Mala Espina Check. Cada uno cuenta con su propia área de educación.

 “Todas las organizaciones tienen un recorrido muy importante en el mundo del fact-checking en sus países y en la región. Además, comparten una misma motivación y, a la vez,  un mismo desafío: generar espacios colaborativos de formación para las organizaciones verificadoras, los periodistas, profesores y estudiantes”, señala Ceccotti. 

¿Qué retos afronta actualmente el periodismo de Chile respecto a la existencia de narrativas desinformantes en el ecosistema digital? El director de Mala Espina Check explica que en tiempos electorales se agudiza mucho más la circulación de narrativas desinformantes. “Es ahí cuando se hace más necesaria la alfabetización y el trabajo de fact-checking”, enfatiza Martínez. 

Para dar respuesta a esa necesidad, desde la organización chilena desarrollaron “una relación cercana” con sus audiencias a través de distintas plataformas, implementando una estrategia SEO para llegar a más público, y realizando cursos y talleres con su área educativa dirigida a un público amplio. 

Sobre la incorporación de Mala Espina Check a la red, sus miembros consideran que “es un medio de comunicación destacado en el ámbito de la verificación con un impacto significativo dentro de su país y en la región”. Y resaltaron que “también tiene una presencia relevante en el ámbito académico chileno, en donde imparte diversas actividades formativas y programas de capacitación y, sobre todo, comparte el mismo objetivo que todos los integrantes de la red”. Se refieren al propósito de formar a la mayor cantidad de profesores universitarios para que se desempeñen como agentes multiplicadores en la promoción y enseñanza en las aulas de los métodos de fact-checking contra la desinformación viral. 

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El medio chileno, fundado en 2019, centrará sus esfuerzos en aportar al programa regional la mirada local desde Chile y mostrar, con ejemplos concretos, los tipos de desinformación que circulan en el país; cómo se mueven, sobre todo, en épocas electorales; y cómo se puede aplicar de la mejor forma en el aula la metodología de verificación

Capacitación, seguimiento en el aula e intercambio de miradas a nivel regional

Respecto de la dinámica de trabajo de la red, primero trabajan en la sistematización de estrategias de enseñanza de fact-checking y las adaptan al contexto local –en este caso de Chile–, entendiendo las narrativas desinformantes propias de cada país y también atendiendo a las particularidades de los recorridos pedagógicos de las instituciones locales.

“Una vez que desarrollamos esos contenidos, convocamos de manera conjunta con cada organización a profesores de las carreras de Periodismo y Comunicación de cada país. Luego, capacitamos a los docentes de cada país durante un mes. Y, por último, los acompañamos al aula para que puedan implementar lo aprendido con sus estudiantes”, detalla Ceccotti. 

“Es un proceso de largo aliento”, señala Martínez. Es que, en sintonía con lo dicho por Ceccotti, no solo trata de que el docente conozca la metodología, sino también sea parte de un seguimiento para aplicar lo aprendido en el aula

Las prácticas en Chile comienzan en abril y continuarán durante todo el cuatrimestre a través del acompañamiento a los profesores. Toda la formación es gratuita. Hasta el momento, han recibido gran interés de distintas universidades. 

El periodista chileno añade que otro punto que sobresale de este proyecto regional liderado por Chequeado es que “también abrirá la puerta a que los profesores y profesoras chilenos puedan generar vínculos e intercambiar miradas con docentes de otras partes de la región”. 

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El periodista Tomás Martínez fundó Mala Espina Check en 2019, medio chileno que cuenta con la verificación de IFCN y es miembro de Latam Chequea.

El rol del fact-checking ante el impacto de la IA 

En los casi dos años de trabajo, la Red Latinoamericana de Formadores en Fact-Checking tuvo desafíos vinculados a la permanente actualización de los contenidos y las estrategias de enseñanza. 

Pero en el último año, el avance de la inteligencia artificial (IA) irrumpió el ecosistema informativo y planteó un nuevo reto

“Nos impulsó a compartir lo que venimos trabajando y experimentando sobre el tema desde 2016 en Chequeado y a desarrollar nuevas estrategias de enseñanza vinculadas, por un lado, a la detección de contenido creado por IA para generar desinformación y, por el otro, en los andamiajes necesarios para incluir la temática en las aulas”, explica Ceccotti. 

Profundizar en temáticas emergentes y ampliar la comunidad de formadores 

¿Qué impacto ha tenido el proyecto en la región? Según Ceccotti, el impacto ha sido “muy significativo”: 65 profesores de más de 45 universidades de América Latina se sumaron a la iniciativa, dictaron contenidos de fact-checking en sus aulas y formaron a más de 1.300 estudiantes en la temática. 

Además de incorporar a las dos organizaciones de Chile y Bolivia para ampliar la comunidad de docentes formadores, la red prevé organizar durante 2024 espacios de intercambios, con tutorías, webinars y encuentros presenciales, que les permitirán seguir profundizando en las temáticas emergentes: IA y desinformación, y desinformación y discursos de odio, entre otros ejemplos.

Lo harán teniendo en cuenta tanto los contenidos a enseñar como las estrategias didácticas. 

Una metodología “imprescindible” para destacar el periodismo de calidad 

Actualmente la avalancha de información que circula, principalmente en línea, representa un desafío. Ante esta realidad, el fact-checking emerge como una metodología imprescindible para desacelerar la propagación de contenidos potencialmente desinformantes y acercar a las audiencias periodismo de calidad”, analiza Ceccotti. 

El director de comunicación de la primera organización dedicada a verificar el discurso público de Argentina –y la primera en este tipo en América Latina– subraya que los resultados de diferentes experiencias señalan que “las personas no cambian necesariamente de opinión, pero cambia su comportamiento cuando desde una metodología de fact-checking se señala que algo es falso”. 

“Básicamente, la intervención del fact-checking reduce el incentivo para compartir contenido desinformante o alejado de la evidencia”, afirma Ceccotti. 

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