Ramón Salaverría. Crédito foto: Daniel Fernández.

Ramón Salaverría, referente en el campo de la comunicación digital, los medios y el periodismo, lo intuyó desde un principio; esa nueva tecnología, la inteligencia artificial, no sería como las anteriores. Esta sí traería aparejada una disrupción tan grande que modificaría las dinámicas profesionales, los perfiles periodísticos y el modelo de negocios de las empresas de medios.

Y se adelantó: ya en 2022, previo al boom de la IA generativa con la irrupción de ChatGPT, propuso crear una asignatura electiva en la carrera de grado de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra. Dos inviernos después, un grupo de 26 estudiantes provenientes de distintos países cursa “Artificial Intelligence in Journalism”, asignatura pionera dentro de su campo.

Hace 30 años que Ramón Salaverría se dedica a la docencia e investigación en Comunicación. Con más de 300 trabajos publicados, en 2023 ha sido distinguido con el Premio al Investigador del Año en los premios Roblón, concedidos por la Revista Latina de Comunicación Social.

“Desde hacía unos cuantos años venía analizando la confluencia de la inteligencia artificial con el trabajo periodístico y veía que se iba a producir un momento como este, de chispa, donde cambiaría todo el escenario y la IA se convertiría en una tecnología disruptiva”, explica Salaverría.

 

(P) Por los procesos internos propios de las universidades muchas veces los planes de estudio no llegan a reflejar las preocupaciones de la industria periodística. ¿Cómo llegaron al dictado de esta asignatura, tan oportuna como necesaria?

Salaverría: En 2022 le propuse a la Facultad de Comunicación la activación de esta nueva asignatura, de carácter optativo, que se ofrecería íntegramente en inglés porque tenemos un alumnado internacional.

Además, por la naturaleza misma de los materiales publicados era más proclive dictarla en ese idioma. En noviembre de 2022 fue el lanzamiento de ChatGPT, que produce una especie de fascinación, y se empieza a generar un fenómeno de bola de nieve y entonces se aceleran los procesos para que en este segundo semestre estemos dictando esta asignatura, que ya lleva unas semanas con enorme éxito.

Como profesor investigador de las dimensiones digitales del periodismo desde hace años percibí que la tecnología digital tenía una capacidad transformadora de la profesión periodística y de la industria de los medios que no se había visto en décadas.

En todo este tiempo se han ido produciendo algunas transformaciones adicionales muy relevantes. Por ejemplo, en la primera década de este siglo la aparición de las redes sociales. En la segunda década, la transición desde los ordenadores a los dispositivos móviles. Pero fíjate que en ninguna de esas dos circunstancias yo percibí que aquellas tecnologías tuvieran una potencia para transformar totalmente lo que estaba ocurriendo. Claro que incorporaban aspectos relevantes, novedosos, pero que realmente no cambiaban las reglas del juego respecto de lo que se venía haciendo en el ámbito periodístico.

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Pues desde hace unos años, cuando empecé a ver cuál era la capacidad transformadora de la inteligencia artificial, dije: “Ojo, que esto sí parece ser una palanca de transformación con la dimensión que vivimos hace 30 años, cuando llegaron los medios digitales”. Y por eso me interesé particularmente.

 

(P) Es toda una declaración de principios que dentro del temario de la asignatura, las consideraciones éticas del uso de la IA se aborden en las primeras clases. ¿Cómo toma el alumnado que se empiece por ahí y no por las herramientas?

Salaverría: Ha sido una decisión deliberada y muy pensada porque yo pienso que una de las particularidades transformadoras de esta tecnología tiene que ver, precisamente, con la esencia ética del trabajo periodístico, de modo que me interesaba transmitir, antes de una instrucción técnica sobre las herramientas, una responsabilidad respecto de sus posibles efectos.

Es verdad que, habitualmente, en la enseñanza de destrezas profesionales o características técnicas en el ámbito del periodismo se suele hacer a la inversa, es decir, primero se enseña a hacer y luego se reflexiona sobre sus potenciales consecuencias. Pero, en este caso, me parece que las consecuencias son tan relevantes y tienen una dimensión ética tan profunda que me parecía oportuno empezar a la inversa.

Y respondiendo a la pregunta de cómo ha sido percibido por los alumnos, en clase se ha dado el escenario perfecto para generar una dinámica de discusión, de reflexión colectiva y, de hecho, se los dije a los propios alumnos al final de la sesión; mi percepción es que el debate que hemos tenido es propio de un muy buen posgrado. Las cuestiones que se plantearon, las implicaciones profesionales fueron reflexiones de tanta profundidad como las que no he visto en foros de debates profesionales. Y eso me dio mucha felicidad.

 

(P) ¿Has visto más preocupación en tus alumnos por el crecimiento de la implementación de IA en los medios o más entusiasmo?

Salaverría: Por una parte, noté cierto respeto ante una tecnología que perciben como muy potente, pero no les vi preocupados por su horizonte laboral. Quizá porque por su edad no han llegado a una situación de estabilidad laboral, de hecho, algunos probablemente ni siquiera han pisado todavía una redacción. Pero no percibí esa preocupación de índole laboral que en muchos casos, preside los debates en el mundo profesional de los periodistas. Debates que, por cierto, me recuerdan mucho a los que ya escuché hace 30 años, me los conozco de carrerilla.

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Entonces esas posiciones un poco refractarias al cambio no me convencen nada, como tampoco me convence la obnubilación por la tecnología. Yo me considero una persona que está abierta a la transformación tecnológica, interesada, curiosa, pero al mismo tiempo que procura entender bien los valores permanentes de la profesión.

Me parece que esa combinación entre valores permanentes y tecnologías en constante transformación es el tipo de flexibilidad que necesitamos en la profesión periodística.

 

Qué funciones tendrá la inteligencia artificial dentro del periodismo

Este momento de la inteligencia artificial reclama un nivel de reflexión profunda dentro de la profesión, una distinción entre las tareas críticas, las tareas esenciales del trabajo periodístico y las tareas mecánicas, no esenciales. Pienso que una modalidad de incorporación inteligente de la IA sería centrar la adopción de esas tecnologías en tareas no críticas”, señala Salaverría. Y agrega: “Cada vez veo más claro que la IA es un modelo de complementariedad y no de sustitución, y tenemos que saber en qué tareas la inteligencia artificial debe asumir el protagonismo y qué tareas deben ser estrictamente preservadas”. Así lo explica:

 (P) ¿Cuál es el estado de implementación de inteligencia artificial en las redacciones de medios españoles?

Salaverría: No hablaría de un escenario de implementación aún, pero sí de ciertos medios con liderazgo en la experimentación con tecnologías de inteligencia artificial.

En estos momentos, la RTVE, la radio y televisión pública dispone de un Departamento de Innovación que, en coordinación con otras corporaciones públicas de radio televisión europeas, están llevando adelante iniciativas para testar herramientas que tienen que ver con la edición, con el archivo de contenidos audiovisuales y, por supuesto, con la elaboración de algunas narrativas basadas en inteligencia artificial; presentadores virtuales, transcripciones automáticas, etcétera.

Pero insisto en que estamos en una fase experimental. Sí me consta que hay debate dentro de las redacciones porque hay una necesidad de definir mejor cómo se dan los pasos.

Por ejemplo, la Defensora del Lector de El País en junio pasado publicó uno de sus artículos dominicales anunciando que el periódico iniciaba un proceso de reflexión respecto de la implantación de tecnologías de inteligencia artificial.

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Y, luego, diría que son los muy escasos y habitualmente poco dotados Departamentos de Periodismo de datos los que están haciendo un tipo de experimentación más intensiva.

Artículo publicado en El País el 11 de junio de 2023

(P) ¿Creés que las nuevas narrativas pueden apuntalar al trabajo periodístico y, de esa manera, lograr más alcance en la audiencia?

Salaverría: Creo que la obsesión por las narrativas ha hecho perder un poco el cuidado por la originalidad y la calidad de la información propiamente dicha. Estamos ahora más preocupados por vestir con ropajes atractivos unos contenidos informativos que tal vez no sean especialmente bien trabajados y pensamos que simplemente por darles una forma luminosa muy trabajada, se convertirán en buenos contenidos periodísticos.

Necesitamos recuperar el valor de lo informativo, por supuesto que cuidando la forma en la que contamos la información, pero sin descuidar la originalidad y la precisión de la información.

 

(P) Respecto al estudiantado, ¿percibís que se acercan a la carrera de Periodismo con verdadera vocación de servicio o más interesados en desarrollarse como creadores de contenido?

Salaverría: Hay una serie de circunstancias del contexto profesional del periodismo que han ido confabulando contra principios clásicos del trabajo periodístico. Una de las de las claves esenciales es que tradicionalmente el periodista hacía la foto hacia adelante; ahora nuestros alumnos se hacen la foto hacia atrás, en modo selfie.

Y, en muchos casos, resulta difícil encontrar información bien contrastada, fuentes diversas, novedad…los conceptos del periodismo de calidad clásicos. Sucede también que muchas empresas periodísticas se han dejado llevar por principios poco alineados con el periodismo de calidad, entonces un profesor de periodismo tiene una tarea muy complicada porque tiene que lidiar contra el contexto social y periodístico.

Procuro no caer en una visión melancólica de la profesión donde todo tiempo pasado fue mejor, pero es verdad que, en algunas pocas cuestiones, era mejor. Me refiero a que habiendo sido alumno y profesor en los últimos 30 años, pienso que hemos ido perdiendo pasión periodística entre los jóvenes.

De hecho, en estos momentos creo que los jóvenes no están especialmente interesados por el periodismo sino por la notoriedad, por la presencia pública, por la posibilidad de opinar o, incluso, saltar a la fama. También hay periodistas jóvenes con una enorme pasión y vocación, por supuesto. No soy partidario de echar de menos el pasado, lo que hay que hacer es con las circunstancias que te toca vivir en cada momento, tratar de sacar el máximo provecho.

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