QuotaClimat cifra entre un 2% y un 5% el espacio que se dedica en los medios a los desafíos climáticos.

La emergencia climática sigue siendo una de las áreas en la que más abunda y prolifera la desinformación. A pesar de la trascendencia de los efectos del cambio climático, las versiones negacionistas y las basadas en bulos alcanzan a una población enorme. El Institute for Strategic Dialogue (ISD), una de las principales organizaciones independientes sin fines de lucro en todo el mundo, dedicada a salvaguardar los derechos humanos y revertir la creciente ola de polarización, extremismo y desinformación, ha llevado a cabo una amplia investigación sobre la desinformación relacionada con la emergencia climática, que pone de relieve que de momento se ha fracasado para detener la información errónea y la desinformación en línea y esto ha permitido «que la ciencia basura y los ataques contra el clima» estén presentes por doquier.

Informe del ISD

La investigación llevada a cabo por esta organización en los últimos 18 meses «ha demostrado cómo una pequeña pero dedicada comunidad de actores cuenta con un alcance y una participación desproporcionados en las redes sociales, llegando a millones de personas en todo el mundo, respaldada por medios impresos, digitales, de televisión y de radio».

Lejos de ayudar a mitigar este problema, agrega la investigación, agrega el informe del ISD, «las plataformas tecnológicas parecen estar amplificando o exacerbando la difusión de dicho contenido».

Según el ISD, además, «la desinformación sobre el clima se ha definido mal hasta la fecha, lo que proporciona una base inadecuada para la respuesta».

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En el informe, además del ISD, ha participado CASM Technology y la Climate Action Against Disinformation alliance (CAAD), una coalición mundial de más de 20 organizaciones de lucha por la mejora del ecosistema y contra la desinformación en este ámbito.

La coalición insta a los gobiernos y organismos multilaterales a:

1) Desarrollar y aprobar una definición unificada de información errónea y desinformación climática dentro de instituciones clave, para que pueda arbitrarse una mejor respuesta al problema.

2) Limitar las lagunas de exención de medios dentro de la legislación. Es decir, que no haya excepciones y que quien propague desinformación climática, sea medio o plataforma, tenga que actuar y asumir responsabilidades.

E insta especialmente a las empresas tecnológicas y a los gobiernos a:

3) Que la definición de información errónea y desinformación climática sea aplicable a las empresas tecnológicas 

4) Hacer cumplir las políticas de la plataforma contra las cuentas de infractores reincidentes.

5) Mejorar la transparencia y el acceso a los datos para investigadores y reguladores sobre el clima, para que puedan investigar mejor las tendencias de desinformación, así como el papel que juega la amplificación algorítmica.

6) Restringir la publicidad de pago y el contenido patrocinado de las empresas de combustibles fósiles, y/u otros actores que se ha demostrado que repetidamente difunden desinformación sobre el impacto del cambio climático o de acciones que repercuten científicamente en ese cambio climático.

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7) Exigir que las plataformas tecnológicas etiqueten mejor las informaciones en las que falta contexto y la republicación de información antigua o reciclada.

8) Habilitar las búsquedas basadas en imágenes de API para respaldar la investigación sobre desinformación viral.

Acceso al informe completo (PDF, 116 páginas)

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