El canal Vivo de La Vanguardia, en el que se tratan en profundidad algunos contenidos que no tienen cabida en las secciones tradicionales, inicia una nueva etapa. Vivo, fundado en 2016, y que aborda temas que van desde la gestión emocional a cómo prepararse para unas oposiciones a partir de los 50 años, pasando por el dolor de espalda, la crianza de los jóvenes o la píldora anticonceptiva, publicará desde ahora entrevistas, reportajes e historias elaboradas sobre tendencias sociales como las relaciones -de pareja, de amistad, familiares o intergeneracionales-; la psicología y la salud mental; cuestiones relacionadas con la crianza y la maternidad y paternidad; el bienestar entendido en un sentido amplio y los retos de una sociedad donde la edad de la población va en aumento.
Y, con el relanzamiento del canal, Vivo queda detrás del muro de registro. Esto es, todos los contenidos de Vivo serán exclusivos para las personas suscritas digitalmente al diario. «El proyecto se enmarca en la apuesta del periódico por la fidelización de sus lectores a través de la creación de información cercana y de calidad», señalan desde el periódico del Grupo Godó.
Vivo es un canal que genera bastante suscripciones al periódico: del total de noticias publicadas en la web de La Vanguardia en las últimas semanas, las dos que más suscripciones han generado habían sido publicadas en Vivo. Una de ellas, la entrevista al doctor Kovacs, uno de los grandes expertos en el tratamiento de la espalda en el mundo, ha atraído a la web la visita de más de un millón de usuarios únicos. La otra, el reportaje sobre cómo las personas nacidas de la donación anónima de óvulos o esperma piden el acceso a los datos de estos donantes, provocó además un gran debate entre los lectores.
Con la ampliación de los contenidos y su paso a ser sólo para suscriptores, La Vanguardia pretende no sólo dejar esos contenidos de valor añadido para sus suscriptores, sino lograr más suscripciones de la gente que sigue este canal o llega a él y ya no puede acceder.