El aspecto anterior de las piezas de análisis de The Guardian, donde los editores agregaron la palabra "Análisis" a los subtítulos como una solución temporal (izquierda) y el nuevo diseño con etiquetas claras (derecha). Fotografía: The Guardian

La inserción de opinión o análisis en lo que viene etiquetado como noticia o la inclusión de piezas completas de análisis en secciones informativas, sin ninguna etiqueta o diseño que lo indique, es una de las preocupantes malas praxis en el periodismo actual, aunque no es algo nuevo.

En ocasiones es intencionado para editorializar o reforzar las posiciones políticas o económicas del periódico, saltándose la ética profesional, pero otras veces responde a una falta de criterios periodísticos a la hora de clasificar las piezas.

Precisamente con el fin de evitar confusiones, The Guardian ha llevado a cabo un rediseño para diferenciar las piezas de análisis de las informativas o las de opinión.

Al igual que las páginas de opinión, ahora estas piezas se diferencian de las noticias en The Guardian por un fondo teñido, en este caso rosa pálido, y llevan la firma del autor en letra cursiva grande.

Conservan, no obstante, los colores de pertenencia de la sección a la que se refieren, por ejemplo, rojo para noticias, azul para deportes, etc. Además, y quizá es lo más importante, ahora las piezas de análisis están etiquetadas de manera destacada.

El cambio se aplica en la web de manera retrospectivamente y de hecho se pueden encontrar artículos antiguos que ahora tienen esa diferenciación de la que carecían originalmente.

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Cambios que parten de las quejas de los lectores

Los cambios parten de las quejas de los lectores. En noviembre de 2020, la defensora del lector de The Guardian, Elisabeth Ribbans, transmitíó a los principales editores que se recibía un número creciente de quejas sobre artículos de análisis que se presentaban, en lo que respecta al lector, como noticias.

Los editores reconocieron el problema y, como medida de contención, decidieron anteponer a los artículos el subtítulo de “Análisis”. “Esto fue simple y efectivo (aunque dependía de que alguien recordara agregar la palabra manualmente), pero solo pretendía ser una solución temporal”, explica Ribbans. Los nuevos cambios solucionan el problema de manera definitiva.

Según Ribbans, “el hecho de que algo se pueda inferir no significa que no se pueda hacer explícito. El lector ocupado, el lector nuevo o el lector que se ha posado en una pieza de alguna otra parte de la web, no necesita detenerse para deducir si el pato es en realidad algún otro tipo de ave. No hay ningún espacio para la ambigüedad en el periódico impreso, donde el análisis se sienta como un compañero claramente etiquetado y con un estilo distintivo de las noticias adyacentes”, y lo mismo debe pasar en la web, apunta la defensora del lector.

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