El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, visita la ciudad de Bucha después de liberarla de los ocupantes rusos durante la guerra ucraniana rusa — Foto de Dmytro Larin / Depositphotos

Un exhaustivo estudio titulado “Fact-checking bélico: Tipos de bulos y tendencias de un año de desinformación en la guerra entre Rusia y Ucrania”, y realizado por Raúl Magallón-Rosa, Carolina Fernández-Castrillo y Miriam Garriga,  investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid, y publicada en “Profesional de la información”, ha desvelado la complejidad y el alcance de la desinformación en el contexto de la guerra entre Rusia y Ucrania.

El estudio se centra en analizar los tipos de bulos y las tendencias observadas durante un año de conflicto, destacando cómo estas falsedades han influido en la percepción pública y han desempeñado un papel crucial en la estrategia de desinformación, especialmente en lo que respecta a la imagen del presidente Volodímir Zelenski.

Los hallazgos del estudio identifican una diversidad de formatos y temáticas empleados en la desinformación, abarcando desde la manipulación de imágenes y vídeos hasta la creación de contenidos completamente falsos. La investigación categoriza los bulos en siete tipos principales, incluyendo sátira o parodia, contenido engañoso, contenido impostor, falsa conexión, falso contexto, contenido manipulado y contenido fabricado, además de introducir una nueva categoría denominada post explicador.

Esta última se enfoca en proporcionar contexto a informaciones cuya veracidad no puede ser inmediatamente corroborada, subrayando la importancia de la alfabetización mediática más allá de la verificación de hechos.

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En términos geográficos, los bulos no se limitan a una única región, evidenciando un esfuerzo por internacionalizar la desinformación para adaptarla a contextos locales, afectando a países en Europa, América del Norte y Central, Oriente Medio, Norte de África, Asia y Australia.

La frecuencia y distribución de los temas dentro de los bulos revelan que la guerra ruso-ucraniana, junto con figuras políticas como Zelenski y Putin, son los más afectados, abordando aspectos desde supuestas drogadicciones hasta acusaciones de nazismo. Además, se observa un uso significativo de narrativas que involucran a mujeres y refugiados, a menudo en contextos que promueven la xenofobia o presentan a estas personas como víctimas o heroínas.

El estudio subraya el papel crucial de las organizaciones de fact-checking, especialmente Maldita.es y Newtral en España, no solo por la cantidad de verificaciones realizadas sino también por su capacidad para anticipar bulos que posteriormente se difunden en otras regiones. Asimismo, se menciona la importancia de la cooperación internacional y el acceso a datos abiertos para comprender y combatir la desinformación de manera efectiva.

Entre las recomendaciones ofrecidas para mejorar la cobertura informativa de las guerras y la lucha contra la desinformación, se incluyen:

  1. La formación de corresponsales en verificación de imágenes y vídeos.
  2. El establecimiento de criterios comunes y estandarizados para las bases de datos de proyectos de fact-checking colaborativos.
  3. La recuperación de la importancia del canal de distribución en la categorización interna de las desinformaciones.
  4. La diferenciación entre el autor y el distribuidor de bulos para identificar mejor los objetivos e intenciones detrás de la desinformación.
  5. La expansión de la base de expertos para incluir más perspectivas de género en la contextualización y verificación de narrativas.
  6. La publicación de verificaciones en inglés para abordar narrativas globales y facilitar la comprensión internacional.
  7. El refuerzo de alianzas con organizaciones de fact-checking en países limítrofes para una mejor monitorización de la desinformación.

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