El Media and Journalism Research Center (MJRC) ha publicado un informe que analiza 100 herramientas de inteligencia artificial (IA) empleadas en entornos periodísticos de todo el mundo, con el objetivo de evaluar su nivel de transparencia y la influencia de sus inversores y propietarios en la credibilidad de la información que producen o apoyan.
El estudio, llevado a cabo por Sydney Martin y editado por Marius Dragomir, se centra en la propiedad, la información financiera y el uso previsto de estas herramientas, y advierte que existe una significativa opacidad en la mayoría de los casos.
El análisis muestra que solo el 33% de las empresas examinadas proporcionan al menos 9 de los 12 datos primarios evaluados —como ubicación de la sede, inversores principales, últimas cifras de valoración o ingresos—, lo que el MJRC considera un nivel adecuado de transparencia.
Por el contrario, el 67% restante carece de información básica suficiente, complicando la posibilidad de identificar posibles influencias de inversores y propietarios, evaluar la solidez financiera de las compañías y, en última instancia, entender quién responde por las herramientas que los periodistas utilizan en su trabajo diario.
De las 100 firmas analizadas, 74 ofrecían algún dato sobre su sede. El 47% se concentra en Norteamérica, el 19% en Europa, un 5% en Asia y un 3% en Oriente Medio. En Estados Unidos se hallan el 43% de las compañías identificadas, de las cuales el 58% resultan adecuadamente transparentes. En el caso europeo, sin embargo, solo el 15% de las 19 empresas analizadas alcanzan un nivel de transparencia suficiente.
La mayoría de estas herramientas se dedican a la generación de texto —61% del total—, ya sea para redactar, editar o traducir contenidos. Entre los servicios menos frecuentes se encuentra la generación de audio (5%) y el análisis generativo (15%). Un dato especialmente relevante es que el 23% de las herramientas incluyen funciones de verificación de hechos, pero de esas solo el 21% demuestra un nivel de transparencia adecuado, lo que podría suponer un riesgo para la integridad periodística al no saberse quién, con qué intereses o con qué grado de rigurosidad se controla la veracidad del contenido.
En el plano financiero, solo 24 empresas proporcionan datos sobre sus ingresos y 25 sobre su valoración. El rango es amplio: la valoración oscila entre 3 millones y 10.000 millones de dólares, mientras que la mediana se sitúa en torno a 41 millones de dólares. En cuanto a los ingresos, la mediana se ubica cerca de 6,75 millones de dólares y la inversión total recibida (datos disponibles solo para 43 compañías) va desde 100.000 hasta 7.600 millones de dólares.
Según el informe, herramientas consolidadas como Claude AI, Dataminr, Notion, Grammarly o Jasper AI destacan tanto por su transparencia como por su solidez financiera y elevada inversión. Sin embargo, la investigación no profundiza en el papel que puedan tener futuras regulaciones en el fomento de la transparencia, ni concluye de manera determinante si las diferencias por regiones (por ejemplo, entre EE. UU. y Europa) son realmente significativas, dada la limitada muestra y la estrategia de selección utilizada.
Como caso ilustrativo, el estudio analiza “Get Clarity”, una herramienta de verificación de datos vinculada con entornos gubernamentales israelíes y utilizada para chequear contenidos del conflicto entre Israel y Hamás. A pesar de que esta compañía menciona en su web clientes relevantes y un “Comité Asesor sobre Democracia”, el MJRC solo pudo verificar 3 de los 12 campos primarios de información. Esta falta de datos plantea interrogantes sobre posibles sesgos, más aún considerando la conexión de algunos de sus directivos con instituciones del Estado israelí.
El MJRC concluye que el panorama actual dificulta a periodistas y gestores de medios evaluar la neutralidad y la fiabilidad de las herramientas de IA que emplean. El informe considera necesaria una investigación a largo plazo que recoja la evolución de estas empresas, para entender mejor el impacto real de la propiedad, la financiación y el posible sesgo de los algoritmos en la información periodística.
Según publica también Reuters Institute, este contexto de escasa transparencia y marcada concentración geográfica de las empresas en regiones como Norteamérica y Europa podría afectar especialmente a la cobertura informativa en el Sur Global.
Dicho instituto advierte de que el entrenamiento de estas herramientas con datos mayoritariamente occidentales puede distorsionar la representación de determinadas regiones o comunidades, dificultando que periodistas que trabajan en contextos no occidentales puedan acceder a información contextualizada o menos visible a escala global. Además, el Reuters Institute señala que la influencia de los inversores sobre los programadores y el diseño de los algoritmos podría condicionar la forma en que se filtran, jerarquizan o validan los contenidos.
El MJRC considera que el trabajo presentado es el primer paso de una iniciativa mayor para fomentar la transparencia y la toma de decisiones informadas sobre el uso de IA en el periodismo. El objetivo último es contribuir a proteger a la ciudadanía, la democracia y la verdad, asegurando que las redacciones sean conscientes del origen, la financiación y las motivaciones que subyacen a las herramientas tecnológicas que emplean.