La regulación ética, la transparencia en la gestión publicitaria estatal y la protección legal del contenido periodístico ante la inteligencia artificial fueron algunos de los principales temas abordados en el VIII Congreso Internacional de Editores de Medios de la Unión Europea, América Latina y el Caribe, celebrado en Cartagena de Indias. Durante dos días, más de cien editores, directores y altos ejecutivos discutieron sobre los desafíos del periodismo en la era digital, coincidiendo en que el rigor informativo y la independencia editorial son fundamentales para preservar la democracia frente al avance tecnológico.
El Congreso concluyó con la la Declaración de Cartagena, un documento que establece compromisos claros para afrontar los desafíos planteados por la inteligencia artificial. Entre ellos, destacan la exigencia de mecanismos de compensación económica adecuados por el uso de contenidos periodísticos por parte de plataformas tecnológicas, así como la necesidad de regulaciones específicas para controlar el uso de deepfakes y otros contenidos falsos generados mediante IA.
Asimismo, los firmantes reclaman períodos de espera obligatorios antes de que la inteligencia artificial pueda utilizar noticias recientes, planteando plazos mínimos iniciales de 48 horas para proteger las exclusivas y el valor del trabajo periodístico original.
Durante el evento, Asela Pintado, presidenta de Prensa Media, señaló la preocupación existente en Europa por el exceso regulatorio y alertó sobre el peligro creciente de la desinformación impulsada por tecnologías avanzadas.
Por su parte, Irene Lanzaco, directora de la Asociación de Medios de Información (AMI), destacó la demanda interpuesta por editores españoles contra Meta por 550 millones de euros debido al uso indebido de contenidos periodísticos en publicidad personalizada, una acción judicial que podría marcar un precedente importante a nivel europeo.
Florian Nehm, jefe de asuntos europeos de Axel Springer, advirtió sobre la necesidad urgente de una regulación que establezca períodos específicos durante los cuales los contenidos periodísticos no puedan ser utilizados por herramientas de inteligencia artificial. Señaló que la ausencia de medidas concretas ha permitido que plataformas tecnológicas obtengan grandes beneficios económicos, mientras que los medios ven reducidas sus fuentes tradicionales de ingresos.
En esa misma línea, Rita Vázquez, directora de La Prensa de Panamá, expuso cifras alarmantes sobre el impacto de la IA, asegurando que desde su auge los medios han perdido el 96% de su tráfico y que aproximadamente el 60% de la información generada por estas tecnologías contiene errores o imprecisiones significativas. Propuso acciones concretas en ámbitos tecnológicos y editoriales, como estrategias específicas de SEO adaptadas a la IA, contenido interactivo difícil de replicar por máquinas y modelos alternativos para diversificar ingresos mediante eventos y formación.
Manuel Fuentes, director editorial en América de la Agencia EFE, hizo hincapié en la necesidad urgente de establecer regulaciones claras para el etiquetado obligatorio de contenidos generados por IA, alertando sobre los riesgos crecientes de deepfakes, automatización laboral periodística y sesgos algorítmicos que pueden favorecer determinados contenidos en detrimento de la pluralidad informativa.
Desde el ámbito empresarial, Alejandro Varela, representante del grupo Prisa, indicó que, pese al crecimiento de audiencias digitales, los medios tradicionales atraviesan una difícil situación económica debido a la migración publicitaria hacia plataformas digitales como Google y Meta.
Señaló que, aunque la inteligencia artificial podría representar una oportunidad para aumentar eficiencia y audiencias, también exige claridad en los criterios éticos y la supervisión humana para evitar errores y manipulaciones.
Pablo Vaca, directivo del periódico argentino Clarín, compartió cómo la reducción sustancial de su plantilla periodística, de 900 a 300 empleados, y la integración paulatina de la inteligencia artificial están transformando radicalmente los procesos internos en las redacciones. Destacó que aunque la IA es útil para ciertas tareas, aún es pronto para determinar claramente su impacto final en la profesión periodística.
Finalmente, los editores subrayaron en la Declaración de Cartagena el papel crucial que desempeña la formación continua y la preparación ética de los periodistas para enfrentar los nuevos retos tecnológicos. Insistieron en que las herramientas digitales deben complementar, pero no sustituir, la labor periodística tradicional, cuyo rigor, ética y veracidad continúan siendo indispensables para garantizar la defensa efectiva de la democracia y la libertad de prensa en el actual contexto global.