Es atento, locuaz, certero. Habla rápido y, como buen comunicador, busca metáforas para graficar sus argumentos. Se muestra dispuesto, acepta la entrevista casi de un día para el otro a pesar de su atiborrada agenda y responde, paciente y enérgico, cada pregunta.
Así es Urbano García Alonso, director de Innovación y Digital en RTVE, y colega de referencia para quienes no miran solo “por el espejo retrovisor” de la profesión sino sobre todo, “por el parabrisas, mirando siempre adelante, al futuro”, como él mismo se (auto)define.
García Alonso fue uno de los impulsores del Mojo, Mobile Journalism, advirtiendo, ya en 2017, que con un celular se cumplían los tres objetivos de cualquier periodista: estar en cualquier parte, en cualquier momento y poder emitir en directo lo que allí está ocurriendo. Y, a veces, quienes están en la vanguardia, sufren las consecuencias de ver “con las luces largas” hacia dónde se mueve el periodismo. “Pasé de ser un apestado porque estaba supuestamente denigrando la profesión, a ser un gurú”, bromea mientras recuerda cómo aquellos mismos detractores lo consultaban durante la pandemia.
“El futuro no es algo que se espera, es algo que se conquista. Alguna vez fue periodismo móvil, hoy es la inteligencia artificial, mañana no sabemos qué será”, advierte con énfasis.
(P) Te calza bien el traje de director de Innovación porque siempre has tenido esa mirada prospectiva de la profesión, ¿cómo es impulsar la innovación desde adentro de un medio tradicional?
García Alonso: Ser directivo es como ser padre, no viene con un tutorial debajo del brazo. Uno va descubriendo sus talentos a medida que avanza la vida. He tenido la gran fortuna desde joven de haber trabajado en radio, televisión, internet, redes sociales y ya con 31 años, me tocó ocupar un puesto directivo. Siempre me han gustado los desafíos, cambiar las cosas que aparentemente funcionan. Cuando uno llega a esos sitios donde te dicen “Siempre lo hicimos así” o “¡No toques lo que funciona!”, pues no estoy de acuerdo con eso.
Hay que tratar de alumbrar hacia dónde se mueve el sistema de medios y, en ese sentido, auguro un futuro importante para la comunicación, no tanto así para los medios tradicionales y tampoco para los compañeros profesionales que no sean capaces de interpretar que estamos entrando en un tiempo nuevo, que esto no es una era de cambios, que esto es un cambio de era.
El cambio de era viene de la mano de los vertiginosos avances de la inteligencia artificial, una herramienta “tan útil como peligrosa”, asegura García Alonso. Y agrega: “Ningún invento ha cambiado la rueda a esta velocidad ni tiene la capacidad de democratización de acceso que tiene la IA.” También, con esa facilidad que tiene para graficar con metáforas sus argumentos, emparenta la IA con un martillo y así lo explica:
(P) Esta misma herramienta también es usada por los estudiantes de periodismo que, en muchos casos, utiliza la IA en exceso ¿Qué les recomiendas en el aula a esta nueva generación que se está formando?
García Alonso: Que no sean vagos. Hay un aspecto fundamental en la vida del comunicador: nos debe guiar la curiosidad. Yo no hablo de salir de la zona de confort, sino de ampliarla: el comunicador tiene que estar a gusto haciendo un reel de Instagram, haciendo un TikTok, una crónica de radio, una pieza para televisión, tiene que saber moverse en todos esos registros. ¿Por qué? Porque lo que antes era una característica añadida ahora es un requerimiento, y si no lo hacemos nosotros lo hará alguien más, y ese alguien puede ser los múltiples creadores de contenido. Ahora nuestro rival es Youtube y los creadores de contenido de los que hemos de aprender, porque ellos tienen una capacidad de engagement y de generar comunidad que a los medios de comunicación nos está fallando.
Para sobrevivir, tenemos que llegar a todos los públicos, en todos los formatos, con todos los soportes y con todas las narrativas.
(P) ¿Adviertes que eso es lo que se está enseñando en las universidades?
García Alonso: Me consta que en muchas universidades hay profesores innovadores y atentos a lo que está pasando en los medios, pero la actualización no puede ser fruto del ingenio de un solo profesor sino que tiene que estar pensado que la malla curricular sea dinámica, flexible.
Los jóvenes saben que la IA es una herramienta que les potencia, pero para sacar mayor provecho tienen que tener guías para la enseñanza de un periodismo emprendedor. Si ellos aprenden a ser su propia marca personal, a generar comunidad, no van a tener que depender de un medio tradicional. Veo algo positivo en los estudiantes que salen de la academia en los últimos años, y es que todos asumen que su futuro profesional seguramente no vaya a estar ligado a un medio de comunicación y, de alguna forma, ya comprenden que necesitan un proyecto global con un plan de negocio.
Y otra cosa importante: la democratización en el acceso a la inteligencia artificial nos está igualando a todos, entonces lo que nos va a diferenciar son los perfiles más humanos y humanistas, personas que tengan habilidades de inteligencia emocional, que trabaje en equipo con orientación hacia resultados y el aprendizaje a lo largo de toda la vida. Las tres habilidades que considero más importantes son: adaptación al cambio, flexibilidad y lo que yo llamo Capacidad VV: verlas venir. Hay que distinguir lo que es una moda, de lo que es una tendencia y de lo que es un cambio; la IA es un cambio de era.
(P) Además de intentar aprender la lección de los creadores, ¿qué se está haciendo en los medios tradicionales para acercarse a este tipo de comunicación más humana y certera?
García Alonso: Debemos seguir en nuestra misión broadcasting, haciendo la tele y la radio de toda la vida para la gente mayor de 60, pero ahora también hacer un narrowcasting, un consumo muy segmentado, muy actualizado. Las prácticas de los usuarios siempre terminan condicionando a los medios, que hemos ido adoptando la piel de nuestro verdugo. Primero fue Internet y ahora nos encontramos con medios escritos que hacen podcast y con televisiones que hacen webs… vamos adoptando esa hibridación que también tiene nuestra audiencia. Si nuestra audiencia es global, es social y es participativa, nosotros tenemos que ser sociales, globales y participativos porque sino la pregunta hacia los medios tradicionales no es si van a desaparecer, sino cuándo.
Mientras que el ejercicio profesional de la abogacía o medicina requieren de una carrera, en nuestra profesión cualquiera puede ser un comunicador. Nos encontramos con que los todólogos copan los espacios televisivos y muchos de nosotros estamos consintiendo que eso suceda porque no nos estamos poniendo las pilas para intentar ser imprescindibles, sino ¿para qué animar a los jóvenes a que hagan esta carrera?
(P) Y tú, que estás en el epicentro de un medio de relevancia internacional y trabajas con distintos perfiles, ¿por qué animarías a los jóvenes a que hagan esta carrera?
García Alonso: Me preocupa esto que ya hemos descubierto; que la gente piensa que las noticias pueden afectar su salud mental y eso está produciendo una enorme desafección hacia los medios tradicionales, perdiendo relevancia en la vida de las personas. Tenemos que asegurarnos que los jóvenes estén al tanto de esto, que sepan analizarlo y lo unan con su preparación en la academia como dos elementos indisolubles para poder buscar un futuro. A veces las universidades y los medios se comportan como esos dinosaurios que ven venir el meteorito que acabará con su existencia y piensan que no les va a impactar ¡Y la noticia es que ya impactó! Entonces toca reaccionar, si no lo hiciste antes.
También soy contrario a la diversificación que se hace entre periodismo, comunicación, producción audiovisual… ¡esto es Comunicación, así con mayúsculas! Porque en esta era todo es digital, todo es transversal. Hay que romper esas barreras hacia adentro y hacia afuera.
RTVE instituto: comunicación, innovación y negocios
García Alonso también impulsó la actualización del instituto de formación de RTVE para brindar educación sobre comunicación con una impronta actualizada. Se trata de una amplia oferta de Másters, posgrados y cursos vinculados con las nuevas tecnologías pero también con esa otra faceta que los periodistas tenemos más relegada: el negocio. “Necesitamos perfiles híbridos y que el comunicador sepa de negocios y de producto, que cuando se siente en una mesa con los ingenieros sepa de qué están hablando y pueda aportar opiniones valiosas”, explica.