El goteo de medios que anuncian que dejan de imprimirse bien totalmente o algún día de la semana es continuo. Y 2023 puede ser un año en el que ese goteo adquiera ya más velocidad y volumen debido al encarecimiento de los costes del papel y de la energía, entre otros factores.

Pero antes de dar ese paso, es necesario tener la casa preparada. Al menos, en algunos puntos muy relevantes. El Instituto Lenfest de Periodismo, una organización sin fines de lucro dedicada a preservar el periodismo local de calidad en las principales ciudades estadounidenses, y empresa matriz, entre otros medios, de The Philadelphia Inquirer, Philadelphia Daily News y Philly.com, ha analizado el caso del periódico alemán Taz (Die Tageszeitung), que en 2018 tomó la decisión de iniciar un plan para eliminar su edición impresa diaria, y está avanzando en esa línea para parar las rotativas de lunes a viernes tan pronto cumplan los objetivos.

Como parte del proceso, Taz puso en marcha un plan con tres condiciones, que deben cumplir antes de detener las prensas entre semana:

  1. Alcanzar las 30.000 suscripciones entre la edición digital y la impresa semanal y lograr que 40.000 socios contribuyan a su modelo de pago voluntario. En este momento, esa contribución está algo por encima de los 35.000
  2. Los productos deben mejorarse para conseguir una mayor cantidad de lectores digitales.
  3. Deben tener sus procesos internos organizados para que los empleados puedan apoyar mejor los productos y las audiencias.
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Pero antes de todo, mostrar un horizonte y convencer a los trabajadores que era posible

El desafío inicial, antes de trabajar en estos puntos, fue sin embargo lograr que el personal participara en la transformación y mostrarles que, a pesar de las tendencias recientes de la industria, el periódico todavía tiene un futuro brillante.

Para ello, el exdirector general del periódico creó un modelo que mostraba cómo Taz podría sobrevivir en 2022 con un aumento de las suscripciones impresas semanales y las digitales, pero sin el periódico impreso diario. “Este fue un pensamiento totalmente nuevo para nosotros, para Taz y para los diarios en general”, comenta la directora ejecutiva de Taz, Aline Lüllmann. “Era importante convencer a todos en Taz de que podíamos hacerlo y darles una idea de cómo podíamos hacerlo”. Una vez todos alineados, se empezó a trabajar en el plan.

Dentro de ese trabajo, una de las ideas que tienen claras es que hay que enfocarse en lo que da dinero. “No queríamos atascarnos con el desarrollo de nuevos productos que al final podrían no resultar rentables”, comenta Katrin Gottschalk, editora en jefe adjunta. “Realmente nos estamos enfocando en las cosas por las que sabemos que podemos ganar dinero”.

Taz también determinó que mantener un ePaper diario era importante. Según Gottschalk tener un producto finito y con información seleccionada y jerarquizada todos los días ayuda a los lectores a sentirse más comprometidos en lugar de hacer clic en artículos aleatorios.

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El plan del Taz es alentar a los suscriptores a comprar la edición impresa semanal y fidelizarlos con la cobertura diaria en sus plataformas digitales. 

El proyecto está ya muy avanzado, aunque aún no hay una fecha concreta para dar el paso final, explican desde el Lenfest Institute. Los directivos del periódico se han asegurado de que, aparte de los trabajadores, los lectores estén informados sobre el plan y sepan que estas tres condiciones son las prioridades y que el equipo está trabajando para que se cumplan.

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