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La relación entre los medios de comunicación y las plataformas tecnológicas atraviesa una etapa especialmente crítica con la irrupción masiva de la inteligencia artificial generativa, según el informe «Journalism Zero: How Platforms and Publishers are Navigating AI«, elaborado por el Tow Center for Digital Journalism, adscrito a la Columbia Journalism School.

El documento, basado en entrevistas con más de 65 directivos de medios, expertos legales y representantes de plataformas, analiza en profundidad los efectos que la IA está provocando en el ecosistema informativo global.

Desde el lanzamiento de ChatGPT por parte de OpenAI en noviembre de 2022, la dinámica del mercado de la información ha cambiado notablemente. Estas nuevas herramientas permiten resumir noticias directamente en plataformas, reduciendo significativamente el tráfico hacia los sitios originales de los medios.

Según datos recogidos por Comscore y Similarweb, estas plataformas apenas aportan visitas significativas a las webs periodísticas. Un informe de TollBit en febrero de 2025 concluyó que estas plataformas generativas reducen en un 95,7% las visitas provenientes de motores tradicionales como Google.

La situación afecta a un modelo ya debilitado por años de dependencia de intermediarios. Google y Meta, que anteriormente habían incrementado sus inversiones en iniciativas de noticias, han reducido drásticamente o abandonado estos programas.

Facebook, por ejemplo, ha suspendido acuerdos de licencia en su pestaña de noticias y Google ha pausado sus acuerdos de licencia con medios en California tras la polémica del California Journalism Preservation Act.

Por su parte, Twitter, ahora renombrado como X bajo la dirección de Elon Musk, ha adoptado medidas que afectan negativamente a los medios, como la eliminación de verificaciones gratuitas y la ralentización del acceso a enlaces de noticias.

El estudio señala también la aparición de nuevos actores como Perplexity, un motor de búsqueda basado en IA generativa fundado por antiguos empleados de OpenAI y Meta, que ofrece respuestas compuestas a partir de múltiples fuentes sin necesariamente redirigir al contenido original. Este tipo de aplicaciones se suman a la presión sobre las redacciones, al tiempo que plantean desafíos legales y éticos sin precedentes.

Varios medios han reaccionado bloqueando el acceso de los crawlers de estas empresas mediante el protocolo robots.txt, aunque su efectividad es incierta. Algunos investigadores han documentado incumplimientos de estas restricciones por parte de herramientas como Perplexity. Mientras tanto, los medios han comenzado a contratar a expertos en derecho tecnológico y propiedad intelectual para vigilar el uso que estas plataformas hacen de sus contenidos.

Las tensiones han desembocado en una serie de demandas judiciales. La más conocida es la presentada por The New York Times contra OpenAI y Microsoft, que cuestiona la legalidad del uso de millones de artículos para entrenar modelos sin permiso ni retribución. El informe documenta que otras cabeceras, como Alden Global Capital o The Intercept, han denunciado prácticas similares.

Al mismo tiempo, OpenAI ha suscrito acuerdos de licencia con algunas organizaciones como Axel Springer (editora de Politico y Bild), The Atlantic o News Corp. Según el informe, estos pactos no son el resultado de una negociación estructural del sector, sino acuerdos bilaterales motivados por el temor a acciones legales, lo que aumenta la fragmentación y la opacidad del sistema.

El documento del Tow Center plantea que el periodismo atraviesa un momento de inflexión. Ante la creciente automatización y extracción de valor informativo sin retorno, muchos medios están replanteándose su modelo de distribución. Algunas organizaciones como Le Monde, el Financial Times o la revista Wired han desarrollado estrategias para reforzar la relación directa con sus lectores, como newsletters personalizadas, muros de pago dinámicos y clubes de membresía.

El informe concluye que la urgencia no es sólo tecnológica, sino también política y regulatoria. En ausencia de normas claras sobre la explotación de contenidos informativos por parte de sistemas de IA, los medios corren el riesgo de convertirse en proveedores invisibles de conocimiento para plataformas que operan sin rendición de cuentas. En palabras de uno de los responsables del informe, «la IA puede vaciar de sentido el contrato social del periodismo si no se redefine quién controla la circulación del valor informativo».

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