En Uruguay hay algo que (todavía) funciona en relación a la industria periodística: la gente lee, y compra, diarios impresos. Eso genera un círculo virtuoso al que en los últimos años nos habíamos desacostumbrado; diario en papel implica trabajo asegurado en las redacciones y, por tanto, mayor interés para cursar la carrera de Periodismo.
Quien comparte esta buena noticia es el periodista y politólogo Brian Majlin, director de la orientación en Periodismo de la licenciatura en Comunicación en la Universidad ORT, en Uruguay.
Majlin, que es argentino pero desde hace dos años vive en este pequeño país de América Latina, cuenta orgulloso que sus estudiantes tienen un perfil marcadamente vocacional: “El que viene a estudiar periodismo lo hace porque quiere, porque le gusta. ¿Sabés qué te dicen? ´Quiero investigar, soy curioso, quiero indagar´. Y cuando les preguntás qué se imaginan haciendo cuando egresen, ellos te contestan que se ven trabajando en una redacción.”
(P) ¿A qué lo atribuís? Porque por las entrevistas que venimos publicando en la sección, es exactamente lo contrario.
Majlin: Te comparto mi diagnóstico; en Uruguay hay dos elementos distintivos en relación al resto de la región. Acá el diario con más lectores, El País, todavía hoy vive del papel. Tiene su transición digital, están generando proyectos innovadores, productos transmedia, podcasts, están yendo hacia la suscripción. Es decir, están cambiando las cosas. Pero todavía es un diario que vive más del papel y eso ya no pasa en la región. El papel sigue siendo prestigioso y es donde hay inversión de las empresas de medios. Eso hace que haya trabajo en las redacciones.
Majlin, que tiene más veinte años de carrera trabajando para medios argentinos como Clarín, Página 12 y estaciones de radio, explica: “Por un lado está El País y por otro está La Diaria, un diario progresista, que ocupa un espectro más comunitario y tiene lectores mucho más jóvenes. La Diaria sí tiene un modelo de suscripción más establecido, pero aun así imprime el papel todos los días porque hay público para eso.”
(P): Infiero entonces que el periodismo no está tan desprestigiado como en otros países, que la audiencia confía más en el trabajo de los periodistas.
Majlin: Exacto, hay algo relacionado al papel y al trabajo periodístico que acá se valora mucho. Por eso la carrera también genera interés, aunque es cierto que los jóvenes ya no se piensan trabajando en una redacción durante muchos años, no tienen esa aspiración. Nuestra generación, en cambio, aspiraba a estar por lo menos diez o quince años en un diario. Era parte de la formación, uno quería estar, ser parte. Hoy, más allá del prestigio, hay trabajo y eso ya es mucho. Prácticamente todos nuestros egresados y egresadas salen con trabajo una vez que reciben, incluso antes. La mayoría son en redacciones tradicionales. Les gusta, lo buscan. En la carrera también dictamos materias en las que generan proyectos propios, piensan y desarrollan nuevos medios, pero luego esos proyectos no prosperan porque no tienen necesidad de continuarlos.
(P) ¿Cómo convive dentro de la carrera la formación más tradicional con la búsqueda de innovación?
Majlin: La Universidad tiene como emblema renovar los contenidos periódicamente, perseguir la innovación y, de alguna manera, estar siempre en lo nuevo, lo último. Por eso en las materias abordamos contenidos para analizar y producir nuevos medios, análisis de datos en redes, paneles y eventos sobre fact checking.
Pero también estamos muy involucrados con la formación tradicional del periodista y, en ese sentido, yo soy receloso de esa formación en pensamiento crítico, en reflexión, en que estén siempre vigentes los valores tradicionales de la profesión. Después sí podemos aplicar cualquier narrativa o cualquier forma de contar para cautivar a la audiencia, eso está claro, pero tampoco nos tenemos que hacer los payasitos y, para eso, el contenido sigue siendo lo más importante.
Otra de las asignaturas con las que se busca explorar narrativas es Síntesis infovisual, que, según Majlin “parte de la premisa de que, si el periodismo es economizar y sintetizar información, entre otras funciones, en las nuevas maneras de comunicar esto sucede mucho más, por eso aprenden allí técnicas digitales en torno a la generación de infografías y otras narrativas para desarrollar una estrategia de contenido una vez que el artículo está listo.”
(P) ¿Cómo abordan desde el plan de estudios la generación de contenidos a través de inteligencia artificial?
Majlin: En relación a IA hay dos temas; por un lado, existe una preocupación institucional desde el punto de vista de cómo la pueden utilizar los estudiantes y cómo se puede detectar o evitar plagios con ChatGPT.
Pero en nuestra orientación en la que, por ejemplo, tienen que presentar una entrevista extensa, en profundidad, o desarrollar un perfil, una crónica o un reportaje, la verdad es que no me preocupa, porque tienen que presentar también la grabación.
O sea, no hay mucha vuelta cuando te tienen que entregar los materiales. Y después, por otra parte, estamos abiertos a incorporar IA o continuar los usos que le veníamos dando. La Universidad elaboró un documento con algunos preceptos con la información básica y cómo pueden utilizarse los recursos disponibles y también de los riesgos. Y en la orientación de Periodismo le pedí a los docentes que lo incorporen en la discusión con los estudiantes y que hagamos charlas con especialistas.
(P) ¿El recibimiento fue optimista o hay más preocupación que análisis de la oportunidad?
Majlin: Hay de todo. Existe eso de “No quiero saber nada por temor a que la inteligencia artificial nos reemplace” o “Es importante que un periodista sea creativo y pueda pensar sus propias notas” que es obvio y está muy bien, pero yo pregunto… ¿qué problema hay si el ChatGPT te tira cinco ideas de notas y después las hacés, entrevistás, le das el foco, la mirada y todo el trabajo que viene detrás? Para mí, ninguno, y eso lo veo como positivo.