Un grupo de empresarios vinculados a los medios de comunicación más influyentes de Francia se ha unido para adquirir la Escuela Superior de Periodismo de París (ESJ), el centro de formación periodística más antiguo del mundo, fundado en 1899.
Entre los nuevos propietarios destacan figuras como Vincent Bolloré, Bernard Arnault, Rodolphe Saadé y el grupo Dassault, todos con intereses en algunos de los principales medios del país.
La operación busca relanzar la ESJ como un referente internacional en la formación de periodistas, especialmente en áreas como la economía, según un comunicado oficial emitido por la institución.
El ESJ tiene un programa de intercambio en España que permite a estudiantes de 2º y 3º cursar un semestre de formación intensiva en periodismo multimedia en la Facultad de Periodismo de la Universidad San Pablo-CEU .
Sin embargo, la noticia ha generado preocupación entre los críticos, quienes ven en este movimiento una posible extensión de las influencias ideológicas de estos empresarios sobre el panorama mediático francés.
Nuevos propietarios y sus vínculos mediáticos
Vincent Bolloré, conocido por su papel en el grupo Vivendi, controla medios como Canal+, CNews y las radios Europe 1 y RFM. Su gestión ha sido objeto de controversia por la orientación ideológica conservadora que ha imprimido en los medios bajo su control. Bernard Arnault, líder del conglomerado de lujo LVMH, también figura entre los accionistas a través de su firma Financière Agache. Arnault ya posee diarios como Le Parisien y Les Echos.
Rodolphe Saadé, propietario del gigante logístico CMA CGM, es dueño de medios como BFMTV, Radio Monte Carlo y La Provence. A ellos se suma el grupo Dassault, responsable de publicaciones como Le Figaro, conocido por su línea editorial conservadora. Entre los inversores también figura Bayard Presse, editora de publicaciones católicas como La Croix.
La ESJ París, fundada originalmente para formar periodistas en un contexto marcado por el caso Dreyfus, enfrenta desde hace años dificultades financieras y organizativas. Bajo la dirección de Guillaume Jobin, la escuela había sido criticada por la precariedad laboral de sus profesores y la calidad desigual de su formación.
La matrícula anual de la escuela asciende a unos 7.000 euros, pero no figura entre las 14 instituciones oficialmente acreditadas por la profesión en Francia.