De Polonia a Croacia, de China a Corea del Sur y de allí a Perú, el último año de Daniel Barredo Ibáñez, doctor en Periodismo por la Universidad de Málaga (UMA), fue académicamente movido. Experto en opinión pública, medios de comunicación e interactividad en línea con más de 200 artículos publicados, Barredo se autodefine como un “viajero académico” que investiga el periodismo en diferentes países desde la teoría, pero también desde la praxis.

Además, es docente de la asignatura “Políticas de la Comunicación” en el grado de Periodismo de la UMA, así como en diversas asignaturas de máster y doctorado de la misma universidad. 

Desde su expertise asegura: “Muchas carreras de Periodismo, tanto en América Latina como en España, tienen fuerte inclinación profesional pero no tanto de investigación. Nuestra obligación es generar conocimiento porque sin reflexión no podemos tener innovación. Necesitamos que los profesores tengan esa doble mirada: ser profesionales como técnicos y, además, como investigadores del periodismo, para que los estudiantes adquieran habilidades tanto para construir productos comunicacionales cada vez más complejos, como para aprender por sí mismos a adaptarse de forma flexible a los nuevos desafíos”.

 

(P) ¿A qué adjudicas esa carencia a la hora de realizar investigaciones en torno al periodismo y a la comunicación? 

Barredo: Creo que hay tres causas fundamentales; la principal es la muy escasa inversión económica en investigación. En segundo lugar, diría que esa misma desinversión se reproduce con los profesores a los que se le da pocas horas de investigación y eso repercute en la calidad de la enseñanza.

Por otra parte, la investigación aplicada al periodismo y la comunicación surge, aproximadamente, a mediados del siglo XIX. Y 100 años para un ámbito científico es muy poco tiempo, con lo cual, aún no existe una tradición investigadora amplia y eso genera una debilidad dentro del campo de estudios

 

(P) Dictas clases en carreras de comunicación en distintos continentes, ¿cómo analizas la situación actual de los programas de estudio?

Barredo: Creo que ahora estamos viviendo una transición del estudio del periodismo “clásico” hacia una readaptación de esos contenidos, eso lo he estado viendo en distintos países. Está en crisis la conceptualización clásica de los estudios en periodismo vinculados únicamente a la praxis profesional.

Justamente porque, en los últimos 30 años, el campo conceptual y profesional del periodismo se ha visto fuertemente impactado por la injerencia de la tecnología y ha generado la necesidad de elaborar un periodismo cada vez más complejo y más innovador

 

(P) Ante esta situación, ¿qué estrategias observas que están tomando las universidades? 

Barredo: Es difícil que una universidad en cuatro años dé a los estudiantes todas las herramientas necesarias para enfrentarse a un futuro profesional con proyección a 30 años. Por eso, ahora se está optando por lo que se denomina el aprender a aprender: cuando los estudiantes salgan de la universidad, probablemente, tengan conocimientos que hayan quedado viejos y por eso hay que enseñarles a que generen nuevas respuestas a partir de los desafíos que se van creando.

Una opción puede ser seguir estudiando a través de los grados, claro que sí, pero otra opción puede ser utilizar conocimientos vinculados al diagnóstico, la prospectiva y la generación de soluciones. Y, en este contexto de transición de estudios del periodismo, es clave que la universidad sea cada vez más innovadora y con esto me refiero a más investigadora

 

(P) ¿Notas diferencias entre el alumnado de las carreras de grado y el de posgrado?

Barredo: En el caso de los doctorados son perfiles de estudiantes distintos porque ya vienen con una trayectoria profesional, han trabajado en medios de comunicación y muchos de ellos ya son personal académico en universidades y esto es bueno porque son estudiantes muy formados. Es mucho más fácil dirigir una tesis de alguien con esta mirada integral, que con un estudiante de licenciatura que todavía no ha tenido ese contacto directo con el mercado profesional. Por otro lado, los posgrados se enriquecen con el alumnado que no es solo español, sino también latinoamericano y, últimamente, asiático. Contar con esa diversidad y talento es una gran suerte.

 

El periodismo fuera de la universidad

“En cada uno de los países que he conocido existen culturas periodísticas enmarcadas en culturas académicas con fuertes valores contextuales, atributos y características; como viajero académico, busco seguir profundizando sobre esas culturas periodísticas que, como en los casos de China o Ecuador, a priori parecieran estar contrapuestas”, señala Barredo.

(P) Dices que a priori parecieran contrapuestas, ¿con qué te has encontrado investigando en el territorio? 

Barredo: Lo que me he encontrado es que esas culturas periodísticas dependen de distintos aspectos, como los sistemas políticos y las condiciones previas de esos sistemas políticos en las que se encuentran. Segundo, diría que es muy importante el acceso a la educación de los propios periodistas. Por ejemplo, en Latinoamérica no están muy regulados sus derechos y deberes, por eso en muchos países no existen sindicatos de periodistas, asociacionismo o códigos deontológicos dentro de los propios medios, que, de alguna manera, ayudan a orientar su trayectoria y trabajo.

En tercer lugar, diría que cambian las culturas de recepción; es decir, el periodismo cambia no solamente en función de cómo lo ejercen los profesionales, sino de cómo lo recibe la sociedad. El hecho de que en una sociedad haya más recursos que en otra repercute, por ejemplo, en el patrocinio de las empresas. El hecho de que en algunos países exista mayor o menor brecha tecnológica también está generando o restringiendo las posibilidades expansivas del periodismo.

 

(P) ¿Cómo observas este panorama puntualmente en América Latina?

Barredo: Sucede algo muy interesante en Latinoamérica, donde nos encontramos las dos caras extremas. Por un lado, la brecha tecnológica se puede dar en una misma ciudad donde encontramos barrios altamente conectados y altamente desconectados, pero también nos encontramos en un auge, una edad de oro, del periodismo emprendedor.

 

(P) ¿En qué sentido?

Barredo: Ante la precarización de las condiciones de los periodistas muchos estudiantes de periodismo dicen: ´Bueno, como asalariados vamos a tener unos sueldos muy bajos, pues creamos una empresa con un par de colegas´. Por eso en estos momentos yo diría que en América Latina, a pesar de la desigualdad tecnológica frente a otras regiones, existe una gran diversidad de emprendimientos innovadores en el ámbito periodístico.

 

Inteligencia artificial y regulación

(P) Hablamos de la brecha tecnológica pero también existen diferencias en términos de regulación, por ejemplo, del uso de la inteligencia artificial. En Europa están teniendo reglas un poco más claras desde el Congreso. ¿Cómo analizas la situación a nivel global?

Barredo: Tanto la IA como las plataformas en línea dependen de corporaciones tan poderosas que creo que es muy importante enfrentar estos nuevos desafíos a partir de una comunidad amplia de naciones como pasa, por ejemplo, con la energía atómica. No tiene sentido que algo tan importante a nivel global se regule por separado. Se tiene que ir favoreciendo esa unión entre países para enfrentar y dar una respuesta mayoritaria colectiva a empresas que, de alguna manera, pueden cambiar la forma en que concebimos no solo el periodismo, sino cualquier otro ámbito productivo.

 

(P) ¿Evidencias un riesgo dentro de la profesión con el avance de la IA generativa?

Barredo: No, sinceramente no lo creo. La IA no puede hacer reportería, no puede acceder físicamente a las fuentes, no puede hacer investigación y tampoco es tan creativa como pareciera. ¡De hecho, se inventa cosas! Entonces, ahora más que nunca va a ser necesario ese rol verificador del periodismo, esa capacidad de contrastar los hechos, de denunciar la desinformación o la mala praxis profesional.

No soy un agorero, no pienso que la inteligencia artificial haya llegado para sacarnos el trabajo. Y esto es importante remarcarlo en contra de esos discursos tecnoptimistas que, de alguna manera, quieren sustituir la intermediación humana porque es más cara que promptear a partir de la IA.

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