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El periódico francés Le Figaro ha tomado la decisión de no publicar ningún artículo o material visual generados por inteligencia artificial (IA). Según explica su director editorial, Alexis Brézet, «la aparición de esta tecnología nos impacta como periodistas. Si se utiliza incorrectamente, la IA puede perturbar la relación de confianza entre un medio de comunicación y sus lectores». 

La medida forma parte de un protocolo interno sobre uso de la IA en el que se regula su uso. Según Marc Feuillée, director general del grupo Figaro, el protocolo o carta que han elaborado, «es a la vez una guía interna y un contrato con nuestros lectores. Nuestra responsabilidad es garantizar que nuestros artículos provienen del trabajo de nuestro equipo editorial. Esto es lo que nuestros suscriptores esperan de nosotros».

Fruto de los debates de un grupo de trabajo representativo de las diferentes redacciones de Le Figaro (el diario impreso, Magazine, Madame Figaro, Figaro.fr) y de sus profesionales, esta carta «establece salvaguardas muy fuertes», dice Brézet. Así, estipula que «Le Figaro no tiene intención de publicar ningún artículo desarrollado mediante inteligencia artificial generativa», principio que también se aplica a «fotografías, ilustraciones, dibujos y vídeos generados por IA».

El espíritu del documento, y la garantía brindada a los lectores de Le Figaro, según el periódico, es que «todo el contenido publicado seguirá siendo producido y supervisado por periodistas de las oficinas editoriales de Le Figaro».

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Sin embargo, Le Figaro no rechaza de plano la inteligencia artificial. Los periodistas podrán utilizar esta tecnología en sus trabajos preparatorios (síntesis de documentos y bases de datos, asistencia en la traducción, etc.), antes de escribir sus artículos. También puede ayudar con la corrección ortográfica o de diseño, y ayudar a acelerar el proceso de subtitulado de vídeos, o incluso su traducción a otros idiomas. «Pero el grupo se compromete a no automatizar estos procesos», sostiene el periódico.

La transparencia, en el centro del protocolo

Dentro de los aspectos permitidos, desde Le Figaro apuntan que es posible que se solicite a la redacción que pruebe un software de síntesis de voz capaz de reconstruir una voz humanaEsta tecnología podría utilizarse para permitir escuchar los artículos en voz de sus autores, sin que estos últimos tengan que ponerse detrás de un micrófono.

«Pero no se hará nada sin la autorización del periodista ni sin que se informe claramente al lector que la voz que escucha es sintética. La transparencia está en el centro de esta carta. No debemos sembrar dudas, es un contrato moral con nuestros lectores», insiste Feuillée.

La carta evolucionará a lo largo de «los rápidos cambios de estas innovaciones y las lecciones que Le Figaro extraerá de su uso ”, indica el documento. “Este marco general establece un principio de precaución frente a tecnologías vertiginosas ”, resume Alexis Brézet.

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