Tabla de todos los países. RFS

España ha escalado siete puestos en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2025 elaborada por Reporteros Sin Fronteras (RSF) y se sitúa en la posición número 23 de un total de 180 países y territorios analizados. Se trata del mejor resultado en la historia del ránking para el país, que se coloca ahora entre el 15 % de los estados del mundo con mejores condiciones para ejercer el periodismo, según el informe publicado este 2 de mayo.

El ascenso de España se explica por una mejora en tres de los cinco indicadores que componen la evaluación anual: el clima político, el entorno sociocultural y la seguridad para los periodistas. En particular, el indicador político sube 3,5 puntos respecto al año anterior, impulsado por una menor tensión informativa en 2024, año en el que se redujeron las coberturas de manifestaciones y eventos polarizantes, en contraste con un 2023 marcado por múltiples citas electorales y protestas en las calles. Esto ha influido también en la mejora del indicador de seguridad, que asciende cinco puestos.

El entorno sociocultural registra uno de los avances más significativos al pasar del puesto 30 al 20. España se sitúa así entre los veinte países con menor presión sobre los periodistas por razones de género, etnia, clase o religión. La sociedad española, destaca el informe, muestra una elevada apertura hacia la igualdad y la no discriminación, en contraste con la situación en muchas otras regiones.

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Presiones legales y precariedad estructural

A pesar de la mejora general, el estudio advierte de que la libertad de prensa en España sigue viéndose comprometida por varios factores estructurales. Las presiones legales continúan aumentando, especialmente a través del uso de demandas estratégicas contra la participación pública (SLAPP, por sus siglas en inglés), que emplean delitos como la revelación de secretos o las injurias para intimidar y silenciar a profesionales de la información.

El indicador económico, tradicionalmente el más bajo para España, continúa siendo el que presenta peores resultados. Aunque mejora ligeramente este año, sigue muy por debajo de los 60 puntos sobre 100. Según RSF, esta debilidad refleja la cronificación de la precariedad laboral, la concentración de medios, la opacidad de la publicidad institucional y la falta de un modelo sostenible para el periodismo.

Edith Rodríguez Cachera, vicepresidenta de RSF España, alerta de que “un periodista precario es siempre un periodista más vulnerable a las presiones y la autocensura” y advierte de que la única vía para superar la crisis del modelo informativo pasa por reforzar las garantías laborales del sector.

Reformas legales pendientes

En el apartado legal, España pierde tres posiciones y pasa del puesto 14 al 17. Aunque se mantiene en la zona alta de la clasificación en este indicador, el informe señala como elementos negativos la falta de avances en la derogación de los artículos más controvertidos de la conocida como Ley Mordaza, así como de delitos de opinión como la ofensa a los sentimientos religiosos o las injurias a la Corona.

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También critica la reciente modificación impulsada por el Gobierno para cambiar el sistema de elección de la presidencia y el consejo de administración de RTVE, al considerar que se aparta del espíritu del Reglamento Europeo de Libertad de Medios.

Contexto global de deterioro

La mejora de España se produce en un contexto de retroceso generalizado de la libertad de prensa en el mundo. Por primera vez, RSF sitúa a la mayoría de los países del planeta en una categoría calificada como “difícil” para el ejercicio del periodismo. Entre las regiones más afectadas figuran Asia-Pacífico, donde los regímenes autoritarios utilizan la economía como herramienta de control informativo, y África, donde la concentración mediática y la dependencia de los anunciantes comprometen la independencia editorial.

En Estados Unidos, la situación también se deteriora. El informe recoge que la Administración Trump ha logrado en apelación detener una orden judicial que anulaba la suspensión de la emisora pública Voice of America, lo que supone, según RSF, un nuevo episodio preocupante para el pluralismo mediático en ese país.

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