Con más de cuarenta años a sus espaldas desde que empezó a finales de los 70 a trabajar profesionalmente como periodista, Bieito Rubido, director de ABC, relativiza algunos de los «descubrimientos» y recetas que los gurús lanzan casi a diario anunciando el fin del mundo si no se adaptan rápidamente los medios a ellos. «Eso se ha hecho siempre», repite en varias ocasiones a lo largo de la entrevista, desarrollada en su despacho de ABC.

Cree que el periodismo se está devaluando, y que parte de la responsabilidad de haber perdido el norte la tiene el hecho de que los periodistas ahora pesan poco en las decisiones empresariales, y que esa responsabilidad se ha otorgado a gestores, que «viven en una resignación permanente de que esto se hunde. Es como el Titánic: se hunde, se hunde, se hunde, pero nadie va a tratar de tapar la vía de agua», indica.

No es optimista sobre el camino que ha tomado el periodismo, pero cree que en algún momento, en el futuro, el péndulo volverá al inicio y la gente apreciará de nuevo la lectura de un buen reportaje o una crónica bien escritas, con buen vocabulario y documentadas. «Lo contrario sería una involución», subraya.

 

 

PREGUNTA. Los estudios, las investigaciones e incluso hasta ciertos casos de éxito en el mundo anglosajón apuntan a que la viabilidad de los medios debe venir, sobre todo, por el pago por contenidos. Toda la diversificación de negocio puede ayudar, pero ni la publicidad ni los eventos ni el «branded content» son escalables. Si se considera que parte de la solución pasa por ahí, ¿qué frena en España la adopción de modelos de pago?

RESPUESTA. Efectivamente. Ese es el modelo que se debe acabar implantando, pero me temo que va a ser dificilísimo, por varias razones. En primer lugar, porque no hay un pacto entre los grandes editores para llegar a un acuerdo de cerrar los contenidos. Como nadie cierra los contenidos, sino que se priman las audiencias, la cantidad frente la calidad, pues resulta complicado. El grupo Vocento tiene la experiencia de haberlo hecho en cuatro regionales: El Correo, el Diario Vasco, El Diario Montañés y el Ideal de Granada.  En ABC no lo hemos hecho, pero no lo hacemos porque estamos en la misma carrera que están el resto de los periódicos.

En segundo lugar, cuando nosotros cerráramos, seguiría habiendo muchos medios nativos digitales, de dudosa calidad y bastante amarillistas, pero que están ahí y van a intentar aprovecharse del cierre de los periódicos de calidad o de referencia.

Y finalmente, en tercer lugar, falta una cultura en la sociedad española de pagar por la información. Hay una generación ya mayor que paga por el papel, pero la gente que tiene menos de 45 años no conoce la cultura del pago.

P. Y si alargamos esta situación en el tiempo, ¿adónde nos lleva?

R. Estamos deteriorando el periodismo. Creo que el periodismo de calidad desaparece porque el periodismo de calidad es caro y se necesita dinero para pagarlo. Sólo hay que ver cuál era el salario medio de las redacciones de Madrid hace quince años y cuál es el salario medio hoy. Es verdad que ha habido una crisis por el medio, pero debe ser uno de los pocos colectivos profesionales cuyo nivel de ingresos se ha deteriorado un 30 o un 40%. Hoy un redactor normal en ABC cobra un 40% menos de lo que cobraba un redactor hace 15 años en ABC, lo cual es increíble.

P. ¿Y qué hay que hacer para que AMI (Asociación de Medios de Información) siente en la mesa a los editores y logre un acuerdo, como empiezan a hacer en otros países?

R. Falta talento en los gestores. Y liderazgo. No hay ni talento ni liderazgo. No veo a nadie con el talento suficiente para hacer una propuesta atractiva y no hay una personalidad con liderazgo entre los editores que también pueda tirar del carro. Soy muy crítico con el área de gestión de los medios. Están con una especie de resignación permanente de que esto se hunde. Es como el Titánic: se hunde, se hunde, pero nadie va a tratar de tapar la vía de agua.

P. Los editores parece que tienen claro que el futuro pasa por el periodismo de calidad, pero, ¿cómo se hace periodismo de calidad cuando hay menos redactores y  los redactores son cada vez más júniors, porque los séniors, fundamentalmente, son los que se han ido fuera?

Parece que estamos en una alocada carrera hacia el deterioro. Creo que los periodistas pesamos muy poco hoy en día en la gestión de los medios

R. No hay una estrategia ganadora por parte de los equipos gestores. Es un grito en el silencio de todos los periodistas frente a quienes llevan la gestión. En ningún grupo hay iniciativas en esa línea. Todas las iniciativas están encaminadas al recorte de gasto. Un periódico como ABC, que podría facturar más de 120 millones de euros, se quiere comparar con un nativo digital que factura ocho. Parece que estamos en una alocada carrera hacia el deterioro. Creo que los periodistas pesamos muy poco hoy en día en la gestión de los medios. Hubo una época en la que pesamos mucho, probablemente hace 20 o 30 años, pero luego lo que se ha impuesto en las empresas informativas son los perfiles de gestión y este es el momento en que menos peso tenemos los periodistas en las empresas informativas. Se les nota para mal, a las empresas.

P. Siempre se ha hablado de que las editoras de periódicos eran empresas culturales con unos valores distintos y un fin social y que, sin renunciar lógicamente a los beneficios, no podían regirse por los mismos parámetros que otras empresas. ¿Se ha perdido también esa visión diferencial de lo que es una empresa periodística?

R. Así es. El problema es ese. El problema es que las empresas periodísticas no las están dirigiendo periodistas.

P. Los periódicos, de manera general, están dando cabida a contenidos que no habían estado nunca en su centro de gravedad, en su «core» informativo. Contenidos de consumo rápido y popular, por decirlo alguna manera. Cuando se pregunta a directores de medios, la respuesta suele ser que pueden convivir perfectamente ambos tipos de contenido, el fácil destinado a captar usuarios y el de calidad. Pero ¿no se está dando una sensación de banalización del oficio de periodista, o al menos de la información que sirven los periódicos?

R. Sin duda alguna. Los ejercicios más interesantes e inteligentes, intelectualmente, que hacía el periodista, eran la selección y la apuesta. Cuando le hacías una propuesta al lector, había un código entre las audiencias y quienes hacían los periódicos, un código que se entendía. Ahora cabe todo y la labor del periodista de hacer una propuesta al lector ha desaparecido por completo.

P. Más de la mitad de los que acceden a los periódicos digitales lo hacen a través de dispositivos móviles. ¿Es el fin también de los largos formatos, de los grandes reportajes, de las entrevistas extensas, para que se adapten a los nuevos hábitos de consumo?

R. Estamos en una fase de deterioro creciente de los valores de calidad del periodismo. Lo creo así. También tengo la intuición, pero es solo una intuición, de que habrá un retorno. El péndulo volverá al otro lado, en el sentido de que se disfrute de nuevo con la lectura de un buen reportaje, bien escrito, de crónicas con buen vocabulario y documentadas. Creo que eso volverá, aunque no sé ni cómo ni cuándo ni dónde. Pero tengo la sensación de que eso no puede perderse, porque eso sería involucionar.

P. ¿Algún atisbo de por dónde podría ir esa solución?

R.  Estoy convencido de que la empresa que se atreva a hacer un periódico de calidad, en papel, caro, y que presuma de eso, puede tener una audiencia relevante. Pero si lo que hacemos es ponerlo gratis en internet, no puede funcionar. Hay que darle exclusividad a determinados contenidos del papel.  Es verdad que al final el papel es un soporte nada más y no hay que sacralizar los soportes. No quiero pecar de nostálgico y dar la falsa sensación de que uno se resiste a la gran transformación. En absoluto. Yo creo que hay que aprovechar las grandes ventajas que trae el cambio tecnológico, pero es cierto que en ese cambio hay serios riesgos de perder aspectos tan relevantes como es la calidad del periodismo.

P. De qué otros males está aquejado el periodismo que se hace en España en estos momentos, o al menos el que se refleja en los medios de comunicación. Tal vez un periodismo ultraideológico, pérdida de capacidad de investigación…

R. No creo que ahora se haga un periodismo más ideológico que el de hace 20, 30 o 40 años. Hay periodismo ideológico, pero la gente compra el periódico como refuerzo ideológico. El que compra el Times de Londres, o el Wall Street Journal, sabe que está comprando un producto ideológico, que le dará información de calidad, pero le da también una visión y muchas veces se compra para el refuerzo ideológico.

En España, además, conviven periódicos como los que se editan en Madrid, que son claramente de refuerzo ideológico, frente a los periódicos regionales que son trasversales, salvo casos excepcionales como en Cataluña y en la Comunidad Valenciana. La Voz de Galicia, el Correo, el Norte de Castilla o Sur de Málaga son periódicos desde el punto de vista ideológico, muy trasversales, son un poco como la plaza pública que acoge a todos.

P. Citaba antes el soporte de papel. ¿Es usted de los que piensa que tiene los días contados o puede esperarse algún tipo de reinvención que le dé vida?

R. Si me atengo a la secuencia de los últimos diez años, al periódico de papel le quedan muy pocos años de vida. Si ves la secuencia y lo que se vendía en 2008 y lo que vendemos ahora, te das cuenta de que no hay ninguna razón para ser optimista sobre el futuro del periódico de papel. Si me atengo a mis deseos, algo tenemos que hacer para reinventar el periódico de papel, pero también es verdad que yo no tengo la fórmula. Si la tuviera la estaría aplicando.

P.  Internet alberga de todo. ¿Qué puede hacer un medio para ayudar a superar el fenómeno de las «fake news», o es sólo responsabilidad de las plataformas que las albergan, como Facebook y otras?

Las redes sociales son como una elevación tecnológica de lo que antes era el runrún de la sociedad

R. Esto de otorgarle un valor especial a lo que pueda venir por una red social es un error. Los que trabajamos en los periódicos somos muy responsables. Hay que volver a hacer el ejercicio histórico de la buena práctica periodística que es contrastar la información. Y no porque aparezca en Facebook o Twitter hay que concederle valor especial, porque además los propios responsables de Facebook y Twitter no se hacen responsables de lo que allí aparece.

Creo que las redes sociales son como una elevación tecnológica de lo que antes era el runrún de la sociedad. Las noticias falsas existieron siempre, lo que pasa es que ahora tienen por dónde propagarse con más facilidad y rapidez. La responsabilidad de un buen periodista es contrastar las informaciones. Recuerdo una vez que se corrió la voz de que había caído una avión en Tenerife. Efectivamente, veías la foto y parecía que era Tenerife. Cuando se fue viendo con más detalle, se comprobó que en realidad era el remolque de algo que no tenía nada que ver con un avión. Se llamó a Aena, a las compañías aéreas y no le dimos pábulo, pero si veías la foto en Twitter, parecía que efectivamente había caído un avión en Tenerife.

P. Noticias propias en Facebook, directos de los periódicos en redes sociales…  Ahora Google está probando ya con los medios de McClatchy en EEUU un modelo de suscripción con dos clicks para “ayudar a los medios”. Entre un 5 y un 15% de la suscripción se la queda Google. ¿Deben los medios estrechar las relaciones con los gigantes tecnológicos o distanciarse de ellos?

R. La dependencia de los medios, tanto de Google como de Facebook, es enorme. Creo que estamos en la prehistoria de lo que va a ser el mundo desarrollado en el campo tecnológico. Están aún por regularse muchas cosas. Las posiciones dominantes de Facebook y Google tienen que regularse. No sé qué gobierno lo hará, pero llegará. Trocearán esas compañías porque las posiciones de dominio van contra el libre mercado. Pero ahora mismo pensar en algo alternativo es como David contra Goliat.

P. El impacto de la tecnología sobre el oficio de periodista está siendo enorme: analítica, SEO, representación visual de datos, estrategia de redes sociales… ¿Los estudiantes recién licenciados o incluso en prácticas llegan lo suficientemente preparados también en lo que son las habilidades tradicionales del periodismo, o se está dando excesiva relevancia a la parte tecnológica del oficio de periodista y no tanto a la que conforman los valores clásicos?

Hay una sacralización, más por parte de los directivos que de la redacción, de perfiles como SEO, Community Manager, etc. Y esto no es física nuclear

R. En líneas generales, los jóvenes periodistas están bien formados. Lo que sí hay es una sacralización, más por parte de los directivos que de la redacción, de perfiles como SEO, Community Manager, etc. Y esto no es física nuclear. Es algo elemental. Pocas profesiones hay que se estén adaptando tanto a los cambios como el periodismo. Desde que yo me incorporé a la actividad profesional a finales de los 70 ha habido todo tipo de transformaciones. Tecnológicas, de perfiles, de secciones, etc. No hemos dejado de cambiar las redacciones. No hemos parado. Ahora pretender que cuatro perfiles son lo diferencial, pues no. Se lo explicas a un muchacho y en 15 días conoce los rudimentos. Sigue siendo esencial la buena formación clásica: un periodista que sepa de historia, de literatura, con riqueza de vocabulario y expresión, que tenga lecturas.

P. ¿Qué espera usted en concreto de un estudiante de periodismo cuando llega a su periódico? ¿Por qué se le va a valorar?

R. Sobre todo, lo que me interesa de un periodista es su actitud. Porque formarte te tienes que formar a lo largo de toda tu vida. Formar a un periodista lleva su tiempo. Nosotros en ABC, por ejemplo, tenemos un experto en el mundo árabe, que sabe absolutamente todo sobre Oriente Medio, Arabia Saudí, Qatar, Israel, Irán… Un periodista con ese perfil no se improvisa de la noche a la mañana. Tardas entre 15 y 20 años en tener un periodista de estas características, y eso se forma en el propio periódico. ¿Cómo se forma un periodista así? Si tiene actitud. Si tiene curiosidad, voluntad, dedicación al trabajo, lee, se documenta… Lo que más valoro es la actitud. Con actitud puedes hacer todo lo demás. Un buen periodista, si tiene buena actitud, se acabará formando. Esto de exigirle ahora a un chaval de 18 años lo mismo que sabe un senior de la redacción, con 58, es imposible.

P. ¿Para un periodista, en estos momentos, basta con informar, o debe aportar otros contenidos como servicio, en la búsqueda de esa utilidad por la que dicen los lectores que están dispuestos a pagar?

Esto es lo que me irrita del momento actual. Aparece un gurú y dice que lo interesante son los señores que entran a opinar sobre los restaurantes. Pues muy bien, como siempre

R. Esto es la técnica de la vuelta al calcetín. A veces parece que queremos reinventar la rueda. El periodismo útil ha existido toda la vida. Lo único nuevo es que tenemos herramientas nuevas, que hacen que esa utilidad sea más cómoda. Pero ese periodismo existió siempre y seguirá siempre. Quienes hacían las carteleras no eran, precisamente, los periodistas. El periodismo de utilidad, de servicios, lo puede hacer casi cualquiera. Es un complemento más, pero lo esencial de la oferta son los contenidos relevantes, lo que tiene que ver con las transformaciones de la humanidad, con la política, con la economía, con la cultura, y lo acompañas de servicios útiles que han existido siempre. ¿Cuántas veces se ha comprado el periódico para ver qué peliculas hacen?

Esto es lo que me irrita del momento actual. Aparece un gurú y dice que lo interesante son los señores que entran a opinar sobre los restaurantes. Pues muy bien, como siempre. Eso es un complemento a tu oferta. Si se coge un periódico clásico, de toda la vida, de hace 15 o 20 años, daba todo. Lo que pasa es que ahora muchas cosas ya no se dan porque esos servicios o anuncios se han ido a internet, como los clasificados. De repente, muchos descubren América ocho veces al día.

P. Finalmente, centrándonos en ABC, ¿en qué ha cambiado en los últimos 10 años para bien, y en qué no está satisfecho?

R. En líneas generales, ABC ha hecho una transformación tecnológica como pocos. Tenemos una redacción absolutamente integrada y hemos hecho también un rejuvenecimiento espectacular. Creo que de las cuatro redacciones que hay en Madrid, ninguna tiene el perfil medio tan joven como tenemos nosotros. No sé si eso es algo de lo que se pueda presumir, porque a mí me gustan los periodistas séniors, pero ha sido un proceso un poco obligado por los salarios y la crisis.

Creo que el periódico en papel es muy atractivo y sigue teniendo los componentes clásicos de ABC, y en la web hemos sabido ensanchar la oferta y la sensibilidad, para, siendo ABC y sin renunciar a sus principios, ampliar el perfil de la gente que nos visita.

¿En qué no estoy satisfecho? Me hubiera gustado probar a dar más oferta de contenidos en el papel. Porque creo que en la web, si uno ve lo que se lee, no solo nosotros sino en cualquier sitio, percibe que los contenidos son banales. Esta especie de dictadura de la audiencia mayoritaria no creo que sea periodismo, es otra cosa. El periodismo es una propuesta que se hace al lector, y creo que deberíamos haber hecho más propuestas, pero la situación económica no nos lo permite.

P. ¿Algún proyecto nuevo a corto plazo?

R. Estamos con el rediseño de la web y de la aplicación móvil. Vamos a darle una vuelta de tuerca más a nuestra oferta en la red, y eso obliga también a cambios en la propia redacción: cambios de horarios, cambios de organización… A finales de este mes de mayo probablemente introduzcamos ya todos esos cambios.

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