El trabajo de un editor en el Print Hub del New York Times, equipo encargado de adaptar los artículos online para la versión impresa del diario, podría parecer sencillo a primera vista. Sin embargo, la realidad es completamente distinta. Este equipo, compuesto por unos 70 periodistas, tiene la responsabilidad de reeditar artículos, escribir pie de fotos y adaptar o recortar textos para el periódico, todo ello antes de la inflexible hora límite de las 5 p.m.
Sarah Bahr, editora digital itinerante de The Times, ha compartido su experiencia tras finalizar una etapa de tres meses desarrollando esas funciones y ha revelado aspectos cruciales de este equipo, que suele ponerse en marcha en los periódicos cuando realmente han empezado a ser digital-first.
Uno de los principales desafíos que enfrenta el equipo del Print Hub es la adaptación de textos al espacio limitado del periódico impreso. Contrariamente a la versión digital, donde hay una mayor flexibilidad en cuanto al espacio, la edición impresa tiene restricciones definidas. Por ejemplo, un titular debe ajustarse a un espacio específico, y un solo carácter extra puede alterar toda la estructura, requiriendo a veces una reescritura completa. Un ejemplo ilustrativo es el titular «Biden Says Re-election / Campaign Is in the Cards», que resulta problemático al dividirse, contradiciendo las normas de redacción de titulares.
Directrices del «Print Hub»: consistencia y estándares elevados
El Print Hub, cuenta Bahr, tiene una serie de reglas que buscan mantener la coherencia y calidad del periódico. Se evita el uso de nombres completos en titulares, a excepción de los obituarios, y se insiste en que «New York City» se escriba en una sola línea, evitando abreviaturas como «N.Y.C.». Estas directrices, aunque puedan parecer complejas, buscan asegurar la consistencia del periódico y mantener el alto estándar que caracteriza al Times. Este caso sirve de ejemplo de centenares de casuísticas definidas por el libro de estilo del New York Times.
El contraste entre el mundo digital y el impreso
Sarah, quien venía de trabajar en el equipo de edición digital flexible o Flex Desk, se encontró con una realidad muy diferente al sumergirse en el Print Hub. En el Flex Desk, se trataba con variados formatos, desde boletines hasta publicaciones en redes sociales. Sin embargo, la rigidez y precisión que el Print Hub demanda la tomaron por sorpresa. Si bien los plazos en el mundo digital pueden ser estrictos, en el Print Hub son inquebrantablemente precisos, según reconoce.
Esta rigidez se refleja también en el proceso de adaptación ya no de los titulares, como se indicaba antes, sino de los artículos. En el Print Hub, un artículo podría llegar con 400 palabras de más, lo que obliga a realizar cambios significativos. Estas modificaciones van desde pequeñas adaptaciones, como cambiar «según» por «dijo», hasta grandes recortes, como la eliminación de citas enteras. Y lógicamente para esto hace falta saber periodismo, además de cumplir unos protocolos claramente definidos con respecto a la voluntad del autor original.
Aprendizajes y mentorías: la importancia de los detalles
Durante su tiempo en el Print Hub, Sarah aprendió también sobre la relevancia de los pies de foto y la necesidad de ser concretos y evitar ambigüedades.
A pesar de ser un terreno desconocido para Sarah, pudo aplicar habilidades adquiridas en su trabajo anterior, como resumir rápidamente la esencia de una historia, algo que había perfeccionado al escribir tweets.
Al concluir su experiencia en el Print Hub, Sarah regresó a su puesto habitual con lecciones valiosas, un enfoque renovado en la redacción de titulares atractivos y una mayor atención a los detalles como los pies de foto.