Numerosos periodistas en todo el mundo están optando por fundar sus propios medios, cuando pierden el trabajo, o por abandonar incluso sus cargos estando aún contratados, y crear sus propias publicaciones, impulsados por factores como la inestabilidad financiera de la industria, diferencias con sus directivos y la búsqueda de nuevos modelos de negocio.
Algunos de estos nuevos medios adquieren la forma de cooperativas o entidades sin ánimo de lucro, ofreciendo estructuras de propiedad y gobierno compartido. Esta tendencia se ha acelerado en los últimos años y se observa tanto en grandes ciudades como en áreas locales.
Varios casos recientes ilustran esta situación. La plantilla de The Long Beach Post y Long Beach Business Journal en California, por ejemplo, se enfrentó a una serie de despidos poco después de intentar sindicalizarse en marzo de 2024. Nueve empleados y otros tres compañeros que se habían unido a una huelga decidieron crear, en menos de dos semanas, un nuevo proyecto: Long Beach Watchdog, definido como cooperativa de trabajadores. Dennis Dean, su consejero delegado elegido por la propia plantilla, explicó que deseaban “una organización gestionada democráticamente por quienes hacen el trabajo”.
Defector, un sitio de deportes y cultura fundado en 2020 por antiguos empleados de Deadspin, es uno de los ejemplos más conocidos de esta clase de medios independientes.
Sin embargo, al menos seis publicaciones de propiedad cooperativa o centradas en los trabajadores se fundaron solo en 2024. Hearing Things, por ejemplo, surgió ese mismo año tras despidos en Pitchfork, mientras que Flaming Hydra se estableció en enero de 2024 con 60 autores que aportan contenidos a cambio de una participación equitativa en los ingresos.
Observadores como Nathan Schneider, profesor adjunto de Estudios Mediáticos en la Universidad de Colorado Boulder, destacan que el modelo de propiedad de los trabajadores no es nuevo. Existen precedentes en el siglo XX —casos como The Hartford Courant o The Cincinnati Enquirer—, aunque la mayoría de aquellos periódicos acabaron vendidos a otras compañías o cerrados con la llegada de la era digital.
Necesidad de conectar con la audiencia de manera cercana
Schneider considera que la ola actual de medios gestionados por periodistas obedece a la necesidad de conectar con la audiencia de manera cercana y demostrar que el objetivo principal no es el beneficio económico, sino la cobertura informativa de calidad.
Varias de estas nuevas redacciones buscan el apoyo financiero directo de sus lectores. Subscripciones, donaciones o patrocinios se plantean como vías para mantener la independencia, frente a la publicidad o el respaldo de grandes inversores. Iniciativas como The Flytrap o Pop Heist se promueven con mensajes que destacan su intención de evitar la dependencia de algoritmos o publicidad digital invasiva.
La principal dificultad de los proyectos propiedad de trabajadores es la falta de capital inicial. Al no contar con el apoyo de grandes inversores, las redacciones suelen comenzar con pocos empleados o colaboradores a tiempo completo. Un caso excepcional es Defector, que en su último año fiscal anunció beneficios de 100.000 dólares (cerca de 92.000 euros) sobre unos ingresos de 4,6 millones de dólares (4,2 millones de euros).
Otros medios, como el colectivo Flaming Hydra, aspiran a crecer de forma gradual. María Bustillos, su editora principal, subraya la importancia de sumar autores reconocidos para garantizar cierto nivel de audiencia y suscriptores desde el inicio.
Algunas publicaciones, como The 51st en Washington, D. C., optan por una figura sin ánimo de lucro gestionada por sus propios trabajadores, que ocupan también el consejo directivo. El carácter de organización benéfica les facilita recaudar fondos, dado que las donaciones son deducibles de impuestos. Sus fundadores trabajaron en DCist, un medio vinculado a WAMU que cerró en febrero de 2024. Abigail Higgins, cofundadora de The 51st, considera que este modelo ayuda a superar las barreras de financiación y mantiene el control en manos de los periodistas.
El auge de estos medios surge también en un contexto de fuertes recortes en empresas tradicionales. Desde 2020, las plantillas de múltiples redacciones se sindicalizaron con la intención de proteger sus puestos de trabajo. Sin embargo, las reducciones de personal siguieron produciéndose en 2023 y 2024 en más de 90 cabeceras de Estados Unidos. Algunos profesionales vieron escasas mejoras tras conseguir convenios colectivos, por lo que han buscado fórmulas que equilibren el poder entre trabajadores y directivos.
La experiencia de Defector, 404 Media —creado por antiguos redactores de Motherboard— o Hell Gate, en Nueva York, demuestra que los medios dirigidos por sus periodistas pueden alcanzar la rentabilidad. Aun así, no escapan a los desafíos de retener y captar suscriptores en un entorno digital muy competitivo. Schneider señala que, sea cual sea el modelo de propiedad, el éxito llega cuando “se logra ofrecer al público algo que valga la pena leer y apoyar”.
El caso de Sarah Leach, antigua editora de Gannett
Otra historia ilustrativa la protagoniza Sarah Leach, antigua editora de Gannett. Fue despedida en mayo de 2024 tras hablar con un columnista de Poynter sobre problemas internos de la empresa. Leach, que llevaba más de una década en la compañía, decidió fundar Ottawa News Network en diciembre de 2024 con el respaldo de patrocinadores locales.
La cobertura inicial se ha centrado en escándalos políticos del condado de Ottawa (Michigan), y Leach planea añadir freelancers y pasantes universitarios para ampliar la información disponible.
Leach asegura que su objetivo es fomentar la conversación en la comunidad, algo que, en su opinión, medios tradicionales como The Holland Sentinel dejan de lado cuando reducen la plantilla local.
Esta periodista formó un consejo de dirección y otro asesor para su nuevo medio, además de buscar el apoyo de The Tiny News Collective para organizar la parte logística. Aspira a un plan financiero sólido en un plazo de seis meses y a la sostenibilidad total en tres años.
Varios expertos indican que, pese a las dificultades, este fenómeno cobra cada vez más relevancia en el panorama mediático. La búsqueda de independencia editorial, la proximidad con el público y el deseo de los periodistas de decidir sobre el rumbo empresarial figuran entre las principales motivaciones de quienes impulsan proyectos informativos gestionados por los propios redactores.
Fuentes usadas y más información:
- Why more and more journalists are launching worker-owned outlets
- A fired Gannett editor has started her own digital news site