El anuncio de algunos medios de que van a ir reduciendo e incluso cerrando las redacciones para apostar por el trabajo en remoto de los periodistas, entre otras razones porque este sistema ha funcionado en la cobertura de la pandemia y porque consideran que «la sociedad ha cambiado», tiene algunos «daños colaterales» que conviene repasar sin ánimo de exhaustividad.
Es evidente que si la medida responde a razones de supervivencia económicas y la continuidad del medio de comunicación depende en exclusiva del pago de los alquileres del inmueble, el debate no ha lugar porque es mejor que se paguen salarios que alquileres, pero -sin entrar en temas laborales- si se trata de una apuesta por una nueva forma de entender el periodismo para ahorrar costes, no está de más recordar que muchos periodistas han aprendido el oficio no sólo en las calles, sino en las redacciones, escuchando a los periodistas con más experiencia y descubriendo cómo afrontar situaciones tensas o como enfocar un tema, así como muchos de los rudimentos del oficio. Las redacciones han funcionado siempre cómo punto de unión intergeneracional y centro de ideas.
Precisamente, varios medios estadounidenses, entre ellos de The New Yorker y The Washington Post se han hecho eco estos días de esa tendencia a cerrar o desarbolar las redacciones (de manera definitiva, no de forma temporal por las restricciones del COVID-19), aludiendo a lo que el periodismo y las ciudades pierden cuando una redacción se deslocaliza y los periodistas se quedan sin un espacio en el que trabajar conjuntamente.
La redacción, piedra de toque del periodismo
Con motivo del anuncio de Tribune Publishing, propietaria del Chicago Tribune, de que varios de sus otros periódicos ya no contarán con redacción, entre ellos Capital Gazette, Morning Call, New York Daily News (que fue una vez el periódico con más circulación de EEUU), Carroll County Times, y el poderoso Orlando Sentinel, el Washington Post alerta de que los periodistas han sido empujados por el coronavirus a trabajar en remoto, y ahora, «algunos se enfrentan a la posibilidad muy real de no volver a trabajar en una redacción física, una piedra de toque del periodismo, y lo que eso podría significar para el futuro de su profesión».
«Si no tienes ubicación física, es como si no estuvieras en esa ciudad»
Una de las periodistas de los medios afectados por el anuncio del Tribune Publishing añade otra razón de peso para no aplaudir a la ligera los cierres de redacciones justificados en que así los periodistas estarán más tiempo en la calle buscando noticias y se evitará el «presencialismo». Según Jennifer Sheehan, reportera de entretenimiento y características del Morning Call, “la gente necesita saber que estamos presentes [en la ciudad] y que estamos allí para cubrir sus comunidades, sus juntas escolares, sus municipios. Cuando ni siquiera tienes una ubicación física, es casi como si no estuvieras allí, aunque lo estés».
El Washington Post agrega que «la pandemia ha obligado a los medios de comunicación a descubrir nuevas formas de producir periodismo de alto calibre, colaborando a través de videoconferencias y plataformas de mensajería. Pero en las redacciones, las oficinas originales de planta abierta, los reporteros pueden compartir ideas y los periodistas jóvenes perfeccionan sus habilidades al escuchar cómo los reporteros veteranos realizan sus entrevistas.
Danielle Ohl, reportera de Capital Gazette, reconocía que “cuando llegamos como pequeños reporteros recién salidos de la universidad, no sabíamos nada y es realmente difícil aprender si no estás rodeado de personas que puedan ayudarte”.
De la misma opinión es David Boardman, ex editor principal del Seattle Times: “Ahora más que nunca es importante que las personas estén en un espacio donde realmente puedan tener conversaciones significativas sobre noticias y lo que deberían cubrir y lo que no deberían cubrir. Eso es mucho más difícil de hacer cuando no están juntos en un espacio físico».
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