El periódico argentino Clarín acaba de hacer balance del primer año desde que instauró el muro de pago. Fue el primero en Argentina en establecer un paywall, en concreto un paywall metered, de consumo medido, que permite la consulta libre de la portada, así como las portadas de cada sección y los servicios, y se pueden leer sin filtro diez noticias por mes. Una vez superada esa cuota, el usuario debe registrarse -de modo gratuito- para acceder a quince noticias más por mes. A partir de ahí, seguir leyendo tiene un coste de entre 29,90 y 59,90 dólares. 

El periódico argentino desveló ayer que doce meses después de la puesta en marcha del muro de pago la respuesta de los usuarios, «prueba que el modelo es adecuado y comprendido: ya se superaron las 100.000 suscripciones digitales». 

Según Clarin, «la iniciativa se corresponde también con el desarrollo actual de Internet. Aquella red que nació hace dos décadas largas con contenidos gratuitos pero sin garantía de calidad, devino con el tiempo en un omnipresente canal de acceso a servicios por los que, a cambio de su confiabilidad y aptitud, el usuario entiende que debe pagar una cuota. Los ejemplos más notorios fuera del periodismo son Netflix y Spotify

Clarín ofrece dos suscripciones:

  • La Suscripción Full Digital: ofrece acceso ilimitado a Clarín en todos los dispositivos, a la app para IOS y Android, y a la edición del diario en PDF, a $ 29,90 por mes.
  • La Suscripción Full Digital + 365: permite acceder a todos los servicios del Full Digital más la edición impresa digitalizada de la Revista Ñ y a la Tarjeta 365, para aprovechar beneficios y descuentos en más de 5.300 comercios. El valor es de $ 59.90 por mes.
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El periódico argentino recuerda en su nota de ayer a Martin Baron, editor ejecutivo de The Washington Post, quien explicó en un reciente simposio que “el público necesita entender que si quiere un periodismo de verdad, debe pagarse”. Así, por ejemplo, «gracias a tener un negocio sólido, recuerda Clarin- el diario de la capital estadounidense pudo duplicar su equipo de verificación de datos y documentar más de 2.400 declaraciones falsas o engañosas del presidente Donald Trump.»

«Se sabe -incide Clarín- desde los años en que los diarios ni siquiera tenían fotos: el periodismo de excelencia requiere una gran inversión en recursos económicos y profesionales. Que hoy, además, tiene el doble desafío de adaptarse a los tiempos de Internet (24 horas los 7 días de la semana) y de mantener en alto la bandera de la veracidad. En este último aspecto, en una época donde las fake news invaden las redes sociales y, gracias a la inocencia de muchos y la maldad de otros se replican sin cesar, los medios de referencia resultan esenciales. Y con su público están renovando, con los diferentes modelos de suscripción, un pacto tácito tradicional que implica que a cambio de ese pago (que en la versión impresa es el precio de tapa), el lector recibe información chequeada, analizada y relevante

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Clarín, en el balance publicado ayer, también explica los cambios que ha venido introduciendo en su modelo de redacción: «En cuanto a la adaptación de los nuevos tiempos, hubo grandes cambios en las rutinas de la redacción. Hoy Clarín ofrece coberturas las 24 horas en tiempo real, los siete días de la semana. Y a la exigencia horaria se suma la demanda de nuevos conocimientos. Un periodista hoy debe saber escribir, pero también entender de mediciones de audiencia, de video, de herramientas digitales. Podemos saber, por primera vez, qué noticia impacta más, cuánta gente la lee, cuánto tiempo le dedica y hasta si la mira en su PC o en su teléfono. Podemos ver el gran valor que nuestros usuarios les dan a la información política y a la vinculada a las secciones Sociedad, Espectáculos, Deportes, Policiales y Mundo. Ni hablar de los análisis políticos y económicos, y las columnas de Opinión, siempre entre los contenidos más ponderados por la audiencia, que ya no es sólo local, sino que se expande en todo el mundo hispanoparlante».

Nueva estructura de la redacción de Clarín

La apuesta de Clarín por profundizar y priorizar la producción digital  «implicó un enorme cambio en el funcionamiento y la estructura de su redacción. El más notable es que mantener actualizada una web informativa obliga a un trabajo permanente, las 24 horas del día los 7 días de la semana». La producción de contenidos está bajo la dirección de una Mesa Central de redacción, que depende del editor general de redacción, Ricardo Kirschbaum, y del editor general adjunto, Ricardo Roa. De ella depende a su vez la Mesa de Último Momento, un equipo de especialistas en breaking news o noticias urgentes, que incluye editores, redactores y portadistas».

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También la Mesa Visual, «integrada por diseñadores, fotógrafos, productores y editores de video e infógrafos, y la Mesa de Audiencias, que a su vez se divide en equipos dedicados a supervisar la presencia de Clarín en los motores de búsqueda y en las redes sociales, además de analizar las métricas y contenidos virales».

Paralelamente, según explica Clarín, trabaja un grupo de desarrolladores y programadores «que garantiza el sustento tecnológico que necesita una página web con una demanda tan alta como la de Clarín».

 

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