Con un pie en la academia y otro en la gestión de medios digitales, Ezequiel Franco lleva más de quince años en la industria periodística y casi el mismo tiempo al frente de la asignatura Taller de Producción gráfica en la Licenciatura en Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata, una de las universidades públicas más prestigiosas en Argentina.
En el taller los estudiantes producen integralmente una revista; desde su diseño y la elección de los colores a la redacción de artículos, todo el proceso editorial está planificado. El trabajo final es entregar la revista en papel. Sí, en papel. Como explica Franco: “No se trata de un ataque de nostalgia periodística sino de que el alumnado conozca el proceso de producción de cualquier producto.”
(P) ¿Cómo toman los estudiantes que el producto final sea una revista en papel y no una en versión digital, que es lo que ellos consumen?
Franco: Al principio se sorprenden y les cuesta bastante comprender el producto que les pedimos. Sobre todo cuando empezamos no por la redacción de artículos, que es a lo que ellos están acostumbrados, sino por seleccionar a la audiencia a la que va dirigida la revista. Eso implica pensar en el tipo de papel, la cantidad de pliegos, si será a dos tintas, a cuatro, todos los pasos de la industria editorial que no conocen, pero que les encanta descubrir. Una vez que tienen la arquitectura del medio en marcha, comienzan a producir los artículos periodísticos, no antes. Lo primero, siempre, es la audiencia. Después sí viene el contenido.
(P) ¿Les enseñan también modelo de negocios o cómo hacer sustentable su proyecto?
Franco: Sí, se trabaja integralmente. Aunque ellos entregan un número cero, ese producto tiene que ser viable. Como la asignatura es cuatrimestral y no tenemos tiempo de desarrollar todo un módulo de negocios, lo que hacemos es trabajar con la idea de que las revistas serán institucionales. La premisa de trabajo es: “Hay un organismo, una fundación, una empresa que financia la revista, ¿cómo la diseñan en función de esa audiencia tan específica y qué contenidos producen?”.
Franco imparte la asignatura desde 2009 y ha visto, tal como sucedió en los medios de comunicación en los que ha trabajado durante estos años, cómo se transformó no solo su materia, sino la carrera e, incluso, la Universidad. “Ahora hay más carreras de grado y algunas Tecnicaturas”, señala Franco, que además de docente es magíster en Innovación en Periodismo (UMH), Director Digital del medio local 0221.com.ar, Líder de Estrategia Digital en Letra P y miembro de la Comisión directiva de FOPEA -Foro de Periodismo Argentino-.
(P) Tu recorrido profesional y académico te permite estar “de los dos lados del mostrador” con un pie en la formación, y futura mano de obra, y otro en la industria. ¿Hay mucha distancia entre los perfiles que necesitás para tu medio y los que forman en la Universidad?
Franco: Sí, hay mucha distancia y soy muy crítico de la academia. No hablo de mi Universidad solamente, sino que creo que los programas no forman para el trabajo. Y esto no es de ahora, sino que es histórico. Los estudiantes saben las reglas de ortografía, leyeron manuales de periodismo y tienen mucho background teórico, pero no tienen experiencia para aplicar todo eso en el trabajo diario. Y eso es grave. Porque en el día a día podés mejorar la escritura, por ejemplo, pero la detección de la noticia, la jerarquización de la información, por dónde se puede enfocar una nota… todo eso no lo aprenden. Por eso hace un tiempo que vengo pensando en incorporar a la redacción un nuevo rol para que acompañe a los periodistas jóvenes; un editor/tutor académico.
(P) ¿Qué funciones tendría la persona que desempeñe el rol de tutor académico?
Franco: Sería como los editores de antes, que eran grandes maestros. En este momento los editores o editoras son las personas más “quemadas” dentro de una redacción, ya no tienen tiempo de acompañar el proceso de cada periodista, de enseñar, de mostrar cómo se hace. El editor está pidiendo una nota, editando el título, moviendo la portada, subiéndola al sitio, cargando el video. Son demasiadas funciones como para estar acompañando al redactor o redactora recién ingresada. Nuestra generación fue la última en aprender de los editores, que con paciencia y mucho conocimiento del oficio, acompañaban los primeros meses de trabajo, hasta que uno le tomaba la mano. Hace un tiempo vengo pensando que quizás las empresas periodísticas tenemos que asumir el costo de ese rol. Y si bien estamos en la peor crisis de la industria, con una salida incierta, estoy seguro de que sería una gran inversión.
Franco es muy crítico del multitasking al que las y los periodistas se acostumbraron y, además del rol del tutor académico, brega por la incorporación de editores de audiencia, un puesto clave para interpretar los datos del sitio y alcanzar a una mayor audiencia.
(P) ¿Qué opinión tenés sobre la cantidad de webinars, cursos y seminarios impartidos por fundaciones o empresas como Google que toman áreas de vacancia dentro de las universidades -como IA, innovación, fact checking- y ofrecen capacitaciones gratuitas?
Franco: Ese es otro punto interesante. La sociedad civil, ciertas instituciones o las plataformas van ganando terreno que la facultad deja vacante. Por ejemplo, hay hasta capacitaciones en video vertical… ¿dónde viste que en la facultad se enseñe eso? No digo que esté mal seguir enseñando la base de la realización audiovisual que es horizontal, pero hay tantas cosas que se pierden en el camino de la formación que cuando los chicos ingresan a un medio no saben que los reels tienen que tener una duración determinada para que el algoritmo nos acompañe, que tiene que estar subtitulado y todos los etcéteras.
(P) Como director de un medio periodístico que, como todos, quiere llegar más a su audiencia, ¿qué pensás de los creadores de contenido que también pelean por la atención de los usuarios en redes?
Franco: Muchas veces, no siempre, quien genera contenido no pasa por la academia y, por tanto, no tiene en cuenta cuestiones como la rigurosidad periodística y el chequeo de la información antes de publicar. No me parece mal. De hecho, algunos creadores me gustan, pero algunas cosas que publican o que repiten sin informarse profundamente, me parecen un horror. Ahora bien, ese generador de contenido no me habla a mí, que soy periodista, le habla a su audiencia que quizás no sabe o no le importa la cuestión periodística. Por eso, si logramos incorporarlos a los medios, con la cuota de rigurosidad necesaria, no veo mal la asociación entre medios y creadores de contenidos.
