Jeff Jarvis, el gurú que trata de adivinar desde hace diez años hacia dónde debe dirigirse el periodismo (aunque como él mismo reconoce, con muchas equivocaciones), apuntaba días atrás en una entrevista publicada por El País, que uno de los principales problemas de los medios locales es desarrollar sus proyectos a otras comunidades para poder alcanzar economías de escala y ser rentables.

Ante la aseveración de que sólo unos pocos medios, como The New York Times, WSJ, Washington Post o The Guardian, están pudiendo salir de la crisis y que la mayor parte de los medios locales no levanta cabeza, Jarvis citaba como ejemplo de posible solución Spaceship Media. “Hay una empresa pequeña, Spaceship, que de momento funciona en un par de ciudades. ¿Puede crecer? Quizá”.

¿Qué es exactamente Spaceship y cuál es la novedad que aporta?

Spaceship Media no es un medio de comunicación, sino una empresa que ayuda a medios a conectar mejor con sus comunidades a través del diálogo con los ciudadanos. La startup se lanzó hace tres años con la misión de “reducir la polarización, construir comunidades y restaurar la confianza en el periodismo”.

Se basa en lo que han llamado Periodismo de Diálogo, basado en siete pasos, que trata de implantar un modelo llamado a suavizar la división y la fractura social a través del periodismo, y que por extensión los vecinos entiendan la importancia que tienen los medios. También pretende que aquellas generaciones que no creen ya necesario un periódico, descubran el papel determinante que pueden desarrollar por el bien de sus ciudades. 

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El proyecto tomó forma en 2016, en el período previo a las elecciones presidenciales de EEUU. Los periodistas Eve Pearlman y Jeremy Hay observaron el aumento de la discordia, la violencia y la crispación en el ámbito público. Comenzaron a pensar en cómo podrían practicar su oficio de manera diferente: cómo podrían ir al corazón de lo que causa las divisiones, “como siempre lo han hecho los periodistas, pero una vez allí, hacer algo diferente”, apuntan los fundadores.

 

Las herramientas por las que querían apostar eran una cuidadosa y diligente investigación de la información, escucha atenta, curiosidad, el compromiso de servir al bien público y la democracia, y hacer algo nuevo.

Algunos de los proyectos desarrollados

La filosofía en la que se basaban se ha plasmado en varios proyectos en medios de comunicación estadounidenses.

Por ejemplo, en colaboración con The Fresno Bee, propiedad de The McClatchy Company, y NEWSCo / Lab en la Arizona State University, diseñaron y gestionaron Crossing the Line. Este proyecto, que comenzó en otoño pasado, reunió a los residentes del norte y sur de Fresno, divididos durante mucho tiempo por medidas que tienen que ver con sus ingresos, raza y etnia, y últimamente por la ubicación de una planta procesadora de carne. El objetivo del proyecto: desde el periodismo, encontrar puntos en común.

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Se crearon especiales en el periódico, que recogían foros en los que participaban vecinos, políticos y quienes tuvieran algo que decir. Se entrevistó a ciudadanos que describían sus frustraciones y lo que esperaban de la sociedad. Se llevaron a cabo encuestas, cuyos resultados sirvieron para enfocar más los problemas que dividían a la ciudad, y tratar de buscar soluciones desde el periódico, intentando también recuperar la confianza de los lectores en el medio local, y ampliar la base de lectores en un momento en que los medios de comunicación han pasado, en parte, a ser prescindibles para muchos componentes de esas nuevas generaciones.

Al igual que con el periódico de Fresno, Spaceship Media ha trabajado en colaboración con otros medios. Por ejemplo, con Time ha trabajado desde esa línea de “periodismo dialogante” con las comunidades para tratar de superar la división que crea en Estados Unidos la tenencia de armas.

Con Alabama Media Group, diseño también un proyecto para reunir a dos comunidades que se habían enfrentando entre sí hasta niveles de elevada crispación: los votantes de Donald Trump y los votantes de Hillary Clinton. El proyecto reunió a mujeres en Alabama que votaron por Trump y mujeres del área de la Bahía de San Francisco que votaron por Clinton, para tratar de trabajar en común, con el periódico como elemento vertebrador, como plaza pública de la comunidad.

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