Mónica Monsalve trabaja en El Espectador desde 2015, donde se ha especializado en cubrir temas de ambiente, ciencia y salud. Actualmente es la encargada de coordinar los temas de Ambiente.

“Ambiente” es el vertical más grande de la sección “Vivir” de El Espectador, el medio más antiguo de Colombia. 

Este vertical convive con otras tres ramas: Educación, Salud y Ciencia. Actualmente, cuatro de los siete periodistas del equipo de Vivir -expertos en las diferentes disciplinas-, están principalmente abocados a cubrir temas ambientales. 

La especialización del equipo y la calidad de los contenidos fueron dos motivos centrales para que de Ambiente surgieran tres proyectos paralelos que alcanzaron vuelo propio y que pudieron materializarse por medio de alianzas.

Uno es Bibo, una campaña de mercadeo relacional que surgió en 2011 y busca generar conciencia sobre la preservación de los bosques y sus recursos ecosistémicos. Cada año su enfoque cambia: este año y quizás el próximo, el objetivo es cómo lograr una recuperación económica verde, justa y resiliente después del coronavirus.

El segundo es Infoamazonia, que cubre los temas socioambientales que rodean la Amazonía. En 2017, a través de Amazon Conservation Team, se crea esta plataforma por primera vez en español a través de El Espectador tras un acuerdo con Environmental News Lab Brasil. 

Y el tercer proyecto es el Blog El Río, que nació en el 2014 con el fin de contar historias alrededor del río Bogotá, uno de los más emblemáticos de Colombia no solo porque es el más grande de la capital, sino también por su alto nivel de contaminación. El blog luego expandió su cobertura. 

“El Blog El Río se ha ido referenciando y posicionando, diría yo, como una de las plataformas más importantes en Colombia dedicadas a cubrir ríos y temas de agua”, resalta Mónica Monsalve, periodista y máster en cambio climático, desarrollo y política. Ella es la coordinadora de Ambiente en la sección Vivir

Además, el medio tiene cuatro newsletters. Uno es sobre agua, ambiente y cambio climático. Y hace pocas semanas, El Espectador relanzó el micrositio de Ambiente, que desde ahora aloja un home para cada uno de los proyectos. 

 

(P) ¿Qué significa el relanzamiento del micrositio de Ambiente?

(R) El Espectador siempre ha tenido un micrositio para ambiente, es decir, un home dedicado únicamente a ambiente. Pero lo novedoso es que ahora tiene unos mini homes en ese home principal para los distintos proyectos. Lo que significa eso tanto para nosotros como para los lectores es que estamos llegando a un grado de especialización muy importante para cubrir ambiente.

Ambiente es una palabra gigante, enorme, y lo que le va a permitir esto al lector es que si es un lector interesado en temas de agua, va a tener todas esas noticias albergadas en un solo lugar que es el Blog El Río. Lo mismo para Infoamazonia y Bibo. Con Infoamazonia, además, significa que somos quizás el único medio tradicional y medio grande que tiene una mini sección dedicada solo a una región tan importante como el Amazonas. Esto no solo es novedoso sino que permite descentralizar la información. Lo que más dice de que se creen estos pequeños homes es que estamos haciendo un periodismo ambiental especializado y, de nuevo, creo que de mucha calidad.

 

(P) ¿Cuán importantes son las alianzas para impulsar proyectos de ese tipo, poder financiarlos y sostenerlos en el tiempo? 

(R) Para cubrir Ambiente como lo estamos haciendo en El Espectador, que creo que ha implicado mucho esfuerzo, dedicación, estudio y, sobre todo, mucha especialización, han sido claves las alianzas. Casi todos estos proyectos han tenido distintas organizaciones con un interés ambiental que las han logrado patrocinar. Bibo ha estado desarrollado de la mano de WWF e ISAGEN, que es una de las grandes empresas de energía en Colombia. Lo mismo ha sucedido con Infoamazonia, que es financiado por The Amazon Conservation Team (ACT), y con Blog El Río, que recibió el patrocinio de The Nature Conservancy (TNC). La última experiencia que tuvimos con el blog fue en 2019: como la ong ya no podía seguir dándonos su apoyo, en la sección surgió la idea de hacer una vaca para financiarlo a través de personas que lo leyeran y que estuvieran dispuestas a pagar para que el proyecto siguiera. La campaña se llamó “Una Vaki por El Río” y lo hicimos a través de una plataforma de crowdfunding. Nosotros pedimos un monto por única vez. Ahora mismo el blog está siendo financiado con eso. Las personas que hicieron su aporte recibieron beneficios.

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Las alianzas con organizaciones que tienen un interés similar al medio y les interesa que ese tipo de contenidos se publiquen son muy importantes, especialmente en un momento de crisis económica de los medios, que no solo ocurre en Colombia sino a nivel mundial. Y llevar adelante estas alianzas permite hacer periodismo de calidad. 

 

(P) ¿Cómo es la audiencia que consume las noticias de ambiente? 

(R) El 75,8 % de la audiencia son mujeres, mientras el 24,2 % son hombres. La edad que más nos lee son personas de entre 25 y 34 años, seguido por las de 35 a 44 años. Luego están las que tienen entre 18 y 24 años. Las que menos nos leen son personas de más de 65 años. Y nos leen en un 78 % desde Colombia, un 6 % en Estados Unidos, un 4 % en México, un 2 % en España y un 1 % en Argentina. 

(P) ¿Qué objetivos persigue la sección en cuanto a alcance de audiencias?

(R) En Vivir tenemos dos objetivos. Uno es ampliar y fortalecer el nicho de personas que les interesa el periodismo científico o lectores que leen sobre ciencia. En Latinoamérica el periodismo científico no ha sido tan tradicional o tan fuerte como el periodismo judicial o político, pero creo que esto es un tema que ha venido cambiando y se ha venido fortaleciendo.

En la medida en que no hay tantos medios grandes y tradicionales que ofrecen un buen periodismo científico, la gente que le gustan estos temas sí suele recurrir a El Espectador para informarse y entender no solo las bondades y cualidades que tiene la ciencia, sino también comprender que la ciencia a veces involucra política, corrupción, decisiones judiciales.

Pasa mucho que el periodismo científico se queda en contar la ciencia y las investigaciones científicas, y olvida ser crítico. Y eso es algo que hacemos en El Espectador muy juiciosamente. Y el segundo objetivo, principalmente en temas ambientales, es llegar a las audiencias a las que el medio ambiente no está en su agenda prioritaria. Una de las estrategias por las que estamos buscando hacer eso y que ha sido un reto es lograr crear historias y narrativas que demuestren que el ambiente está cruzado por temas políticos, judiciales, económicos, y que por eso nos importa a todos.

El ambiente al final es un tema de supervivencia. Entonces, el segundo objetivo es lograr que esas personas que quizá pasan por encima los contenidos ambientales se detengan, los lean y los sigan. Eso de alguna manera se conecta con el primer objetivo. 

 

(P) ¿Creen que la pandemia despertó un mayor interés de las audiencias en las coberturas que hacen sobre temas ambientales? 

(R) Hubo un primer momento, cuando empezó la pandemia, que implicó un trabajo muy fuerte en temas de ciencia y salud para generar contenidos que pudieran responder a todas las preguntas que estaba generando el virus.

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Los lectores estaban pidiendo esos contenidos. En ese primer momento, entonces, la prioridad fue más el tema de ciencia y salud. Ya en un segundo momento, en diciembre, se empezó a hacer un análisis más juicioso y más crítico de por qué ocurrió la pandemia, de la razón de la pandemia, qué decía la pandemia de nosotros como humanidad, qué decía la pandemia sobre nuestros patrones de consumo, nuestros sistemas de alimentación, nuestra forma de vivir.

En la medida en que la pandemia ya no era la urgencia de cómo se transmite el virus sino por qué nació este virus, ahí el medio ambiente empezó a tomar mucha más fuerza. Una vez que resolvieron un montón de dudas sobre la ciencia del virus y se pasó a un momento más reflexivo, sí volvimos a tener interés por los temas de ambiente. Por ejemplo, sobre la relación con los animales y cómo los consumimos y también sobre temas de deforestación.

 

(P) ¿Hacen los mismos contenidos para el periódico impreso y la web o cambian según la plataforma? 

(R) Para los temas que van en el impreso tratamos de que sean temas propios, es decir, que sea una agenda que estamos sugiriendo, que tengan mucha más investigación y análisis. Finalmente, todo lo que publicamos en la versión papel termina subiéndose a las plataformas digitales.

 

(P) Para tratar de llegar a más audiencias, ¿pensaron en incursionar en nuevas narrativas y formatos?  

(R) Sí, estamos experimentando con nuevas narrativas y formatos. Creo que todos los periodistas y no solo los de ambiente o los de ciencia tenemos que empezar a mirar formatos, como por ejemplo las animaciones de video o los gifs, que permitan narrar historias de otras formas.

Por otro lado, dado que el mayor consumo de los medios se da en las plataformas digitales y no en el papel, estamos tratando de crear ángulos y nuevas formas de narrar dedicadas a las plataformas digitales.

Una de las apuestas de la sección fue en vez de contratar a otro periodista formado en texto y escritura, contrató a una diseñadora gráfica, que además es fotógrafa, precisamente para obligarnos a pensar en narrativas que no sean escritas sino visuales, auditivas, diría que hasta sensoriales.

Con ella estamos haciendo un trabajo -un poco todavía de investigación y de experimentación-, de cómo empezar a narrar los contenidos de ambiente y de ciencia no solo desde el texto sino también desde las animaciones o la fotografía. 

Hoy el Blog El Río, de El Espectador, se sostiene con recursos que aportaron lectores en una campaña de crowdfunding

(P) Al momento de definir los temas, los formatos y su distribución, ¿cuánta atención le prestan a las métricas? 

(R) Este año estamos manejando nuevas herramientas. Tenemos acceso a una herramienta que nos permite conocer las métricas de nuestras notas; compararlas con otras secciones; saber a través de qué plataformas llegaron a ellas, si lo hicieron por Twitter, por Facebook, por búsquedas de Google; conocer las palabras que se están buscando o están generando tendencia en Google.

También existe una persona en SEO que está todo el tiempo monitoreando las búsquedas de Google y nos sugiere algunos temas. Pero creo que no podemos caer en lo que una compañera llama “la tiranía del click” y es, básicamente, definir los temas solo a partir de eso.

Creo que el ejercicio -y, de nuevo, ese es un proceso que estamos investigando-, se trata de saber identificar cuándo hacerle caso a esas métricas, a esas búsquedas de Google, sin que eso signifique sacrificar el criterio y la calidad periodística. Nosotros prestamos atención a esas métricas, pero sin que eso sacrifique nuestro criterio periodístico, que hemos ido formando a través del tiempo. A veces la solución al problema no es cómo me subo a la tendencia, sino cómo generar otra tendencia. Cómo crear un contenido tan fuerte, una reportería tan fuerte sobre un tema que eso sea lo que genere tendencia. Eso sería el ideal del periodismo: no subirse a la tendencia sino ser el que la genere, ser el que ponga a las personas y a otros medios a discutir. 

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(P) ¿Cómo crees que se proyecta la temática en las prioridades de los medios y en la búsqueda por parte de las audiencias? 

(R) En los seis años que llevo cubriendo temas de ambiente, he visto avances en que el periodismo científico se convierta en una prioridad de los medios. Cuando yo entré al diario había un poco una sensación de que los temas ambientales y de ciencia, y de Vivir en general, eran como los temas ligeros, bonitos, para hacer descansar al lector. Y eso ha ido cambiando en el buen sentido: se entiende que son temas tan urgentes como los políticos, los judiciales, los internacionales. Y cada vez que la evidencia científica publica un nuevo informe, se entiende que son temas más urgentes que los que mencionaba anteriormente. Esto en la medida en que se ha entendido que los temas ambientales y especialmente, me atrevería a decir, el cambio climático es el principal factor que va a determinar la agenda de la humanidad en los próximos 10 o 15 años.

También cambió porque empezaron a ganar visibilidad acontecimientos como la COP y el Acuerdo de París en 2015, en el que estaban sentados líderes de más de 190 naciones diciendo cómo hacemos para ponernos de acuerdo para disminuir los gases de efecto invernadero, para adaptarnos a las nuevas condiciones climáticas en el momento en que se empezaba a hablar de economía circular, de impuestos al carbono. Ahí también llegó la gente de negocios a decir “esto nos importa”.

Luego llegan revistas científicas como The Lancet a publicar informes en los que se muestran enfermedades y mortalidades asociadas al cambio climático. Entonces los médicos y enfermeras dicen “este tema también nos interesa”. De ser un tema lateral a las cosas, ambiente se convirtió en un tema central del que se desprende todo. Como dije, el ambiente es en este momento un tema de supervivencia y en la medida en que sea así, debe ser el tema de prioridad de los medios. 

Así se ve hoy el sitio de Ambiente, que a su vez aloja otros tres proyecto del vertical que pertenece a la sección Vivir, de El Espectador de Colombia

(P) ¿Pensás que el tema ambiental es una buena manera de que las marcas se acerquen a un medio de comunicación y quieran esponsorear esos espacios? 

(R) Sí, y se liga un poco a lo que dije en la anterior respuesta. Teniendo en cuenta la importancia del ambiente en la coyuntura actual, incluso teniendo en cuenta temas como el coronavirus y la recuperación económica, creo que ambiente es un tema que finalmente está en la agenda de las organizaciones políticas, de las empresas a través de la responsabilidad social empresarial y de las compensaciones ambientales, en la salud, en la educación, en la migración, en la pobreza.

La medida en que el ambiente es tan transversal, permite que cualquier organización con recursos pueda apostar por financiar, patrocinar o fortalecer el periodismo ambiental. Entonces, el tema de ambiente es un magnetismo de los recursos para el periodismo. Eso lo demuestra nuestra sección, que ha podido generar proyectos paralelos a partir de recursos externos.

Esto refleja también que somos quizá la sección más grande de El Espectador, lo que nos permite a los periodistas tener un poco más de tiempo para generar investigaciones, nuevos ángulos. 

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