La cantidad de desinformación que voluntaria o involuntariamente se crea y propaga rápidamente en internet obliga a los medios de comunicación a extremar el cuidado para evitar dar por válidos hechos que no lo son.
El mal uso, en este sentido, de la tecnología, agrava aún más el problema ya que es complicado a veces saber de manera sencilla si estamos, por ejemplo, ante una declaración real o ante una deepfake.
Aunque han ido ganando peso las asociaciones o fundaciones dedicadas al factchecking, la comprobación exacta y minuciosa de los hechos sigue siendo algo consustancial al buen periodismo.
Un libro publicado por el Instituto Tecnológico de Massachussets, The KSJ Science Editing Handbook, dentro del Knight Science Journalism Program, propone en una de sus partes un modelo de comprobación de hechos hacia el que deberían ir dirigiéndose los periódicos para no caer en errores.
Los tres modelos actuales
Actualmente hay tres modelos de comprobación: el de los periódicos, el de las revistas, y un modelo híbrido.
El modelo de comprobación en los periódicos, en gran parte, responde a este sencillo proceso cuando se trata de noticias no excesivamente relevantes:
Modelo 1. Los periodistas son responsables de confirmar cada hecho que aparece en sus propias noticias, basándose en los conocimientos y herramientas de las que disponen. En casos en los que hay dudas, consultan con una o varias fuentes especializadas sobre ese hecho del que tienen dudas.
Modelo 2. Otras personas en la redacción, incluidos los editores y correctores, pueden hacer comprobaciones puntuales.
En casos más complejos, como reportajes largos con múltiples fuentes, artículos con graves acusaciones o conflicto de interés, etc., en grandes periódicos, se pone en marcha un proceso de revisión que se asemeja más al usado por revistas científicas:
Se trata de un sistema de verificación en el que una persona distinta del redactor, editor o redactor jefe, es responsable de la doble comprobación de todos los datos de una noticia, incluidos los datos individuales y los argumentos más amplios o los arcos narrativos.
El verificador de hechos puede basarse en las fuentes del periodista y en nuevas fuentes, incluso en nuevas entrevistas.
Modelo 3. El tercer modelo, el modelo híbrido, sería el sistema de verificación en el que según el tipo de noticia una misma redacción utiliza tanto el modelo de revista como el de periódico. Los artículos más largos y complejos suelen utilizar el modelo de revista, mientras que los más breves y de actualidad se ajustan al modelo de periódico.
Nuevo modelo de verificación de hechos en las redacciones
Sin embargo, la periodista Brooke Borel, que colabora con The Guardian, TheAtlantic.com, FiveThirtyEight y Slate, entre otros medios, e imparte talleres de redacción en el Arthur L. Carter Journalism Institute de la Universidad de Nueva York, propone en el citado libro un nuevo modelo que ayudaría a los medios de comunicación a mejorar los procesos de verificación de hechos. Es este:
Paso 1. El redactor y el editor finalizan el artículo. Esta no es la versión final absoluta que se publicará, por supuesto. Pero en lo que respecta a la estructura general y a las fuentes, esta es la versión que tanto el escritor como el editor consideran que está lista para ser examinada. En otras palabras, no tienen previsto seguir retocando los títulos, ni cambiar de sitio las secciones, ni añadir más información, ni hacer ninguna otra operación importante.
Paso 2. El redactor hace una copia de la noticia y la envía al verificador de hechos (el verificador de hechos puede estar a sueldo del periódico o ser independiente). Para ayudar a que el proceso de verificación de hechos se desarrolle sin problemas, es vital que el redactor proporcione al comprobador una hoja de ruta clara del reportaje. El primer paso, es realizar una copia del artículo casi terminado. La mayoría de los borradores aparecen en Microsoft Word o Google Docs, lo que significa que el redactor tiene dos opciones para las anotaciones: notas a pie de página y comentarios.
En ambos casos, el redactor utilizará esas herramientas para citar todas las fuentes de cada hecho: información de contacto de expertos o testigos; descripciones y nombres de archivos de grabaciones de entrevistas, transcripciones, artículos de revistas y correspondencia por correo electrónico; títulos de libros u otras fuentes impresas; y enlaces a sitios web clave (aunque también se recomiendan las capturas de pantalla o los PDF, ya que los sitios web pueden cambiar).
Paso 3. El redactor proporciona las fuentes al verificador de hechos. El siguiente paso es identificar las fuentes. Para la mayoría de las fuentes, el redactor debe proporcionar archivos que correspondan a las citas en el reportaje (con la excepción de las fuentes humanas; para estas, la información de contacto está bien). Si el material no es especialmente sensible, el redactor puede enviarlo por correo electrónico o con un servicio de intercambio de archivos como Dropbox. Si el material incluye información sensible, el redactor podría utilizar una contraseña de protección y/o cifrado. Y si el material es especialmente sensible, por ejemplo, si incluye documentos e identificaciones de un denunciante, el escritor puede optar por enviar un disco duro y pedir que los archivos no se transfieran a una computadora con conexión a Internet.
Paso 4. El verificador de hechos comprueba los hechos. El verificador de hechos lee el artículo al menos una vez, y luego lo repasa línea por línea, revisando cada hecho con su respectiva fuente. Esto puede requerir llamadas telefónicas con expertos y otras personas que aparecen en el artículo o en las notas del redactor. El verificador de hechos también evalúa la calidad del material de apoyo y puede buscar nuevas fuentes si es necesario.
Paso 5. El verificador de hechos propone cambios. El verificador de hechos propone una lista de cambios al redactor, al editor o a ambos. En muchos medios de comunicación, el verificador de hechos se limitará a utilizar los cambios rastreados y los comentarios en Microsoft Word o Google Docs para marcar los cambios y proporcionar el contexto. (Excepción: si el verificador de hechos encuentra problemas importantes, como errores que disuelven la premisa de una noticia, o evidencia de plagio, estos no deben ser guardados hasta el informe final. Deben comunicarse al editor de inmediato).
Paso 6. Revisión. El editor o el redactor, o seguramente ambos, revisarán los cambios propuestos. Es posible que se produzcan algunas idas y venidas con el verificador, tanto para negociar la redacción precisa como para evaluar colectivamente las diferentes fuentes. Por ejemplo, el verificador de hechos puede insistir en una palabra que sea técnicamente más correcta, mientras que el redactor puede abogar por algo que no parezca incomprensible. El equipo tendrá que decidir qué palabra sirve mejor al lector. También, el redactor puede haber utilizado un estudio para apoyar un punto, mientras que el verificador puede encontrar otra investigación sólida que lo contradice, aquí, el equipo tendrá que averiguar cuál es la mejor manera de reflejar esta incertidumbre en el texto, o si algunos de los estudios no merecen ser citados, tal vez, por ejemplo, porque sus autores tienen graves conflictos de intereses.
Paso 7: Hacer cambios. Una vez que todos están de acuerdo con los resultados, el verificador de hechos o el editor realiza los cambios finales en el documento. Pero si hay desacuerdos, suele ser el editor quien toma la decisión final.
Tres elementos adicionales para tener en cuenta en cualquier redacción
La verificación de hechos suele revelar al menos un puñado de errores: erratas, citas confusas, una afirmación que no tiene la claridad adecuada, etc. Pero el peor de los casos es que un verificador de hechos descubra algo que haga tambalear los cimientos de una historia.
Brooke Borel aporta también algunas otras recomendaciones para evitar este tipo de errores mucho antes, si los redactores tienen en cuenta estos tres puntos:
El falso equilibrio: Si una noticia da mucho juego a una teoría que suena extravagante o a una opinión contraria, pregunta: basándote en la dirección de la literatura científica sobre este tema, ¿hay pruebas reales que apoyen este punto de vista? Ejemplo: Un reportaje sobre investigadores que dicen haber demostrado que el cambio climático no está ocurriendo, cuando la mayoría de las otras investigaciones dicen lo contrario.
Grandes afirmaciones. Siempre hay que investigar cuando el redactor hace una afirmación general, sobre todo si no cita una fuente. Pregunta: ¿De dónde viene esto? ¿Qué otras investigaciones o expertos lo apoyan o refutan? Ejemplo: Una afirmación sin fundamento como: «La crisis del COVID-19 acabará infectando al menos a 300 millones de personas en todo el mundo».
Afirmaciones de una sola fuente: ¿Parece que el redactor está basando algunos datos importantes en una sola persona o documento? Si es así, pregunta por la fuente. Si parece poco fiable, solicita al redactor una verificación de los hechos para su corroboración, y que se haga inmediatamente. Ejemplo: Una noticia que acusa a un científico de fraude, pero la única prueba que apoya la afirmación es una cita de otro científico.
Más información:
KSJ Science Editing Handbook. (Knight Science Journalism Program at MIT. Cambridge, Mass.: Instituto Tecnológico de Massachusetts).