Formatos, storytelling y modelo de negocios, elementos fundamentales para lograr que los jóvenes quieran estudiar periodismo

Noé Pernía, profesor de Uniminuto, una de las universidades con mayor cantidad de estudiantes en opina en esta entrevista sobre cómo formar a las nuevas generaciones de periodistas

Noé Pernía, profesor de Uniminuto, una de las universidades con mayor cantidad de estudiantes en Bogotá, Colombia, y profesor colaborador honorífico en la Universidad Complutense de Madrid.

“Es un tema apasionante. Si hay algo que me obsesiona es pensar qué no estamos haciendo en la facultad para formar mejores periodistas”, responde Noé Pernía, profesor de Uniminuto, una de las universidades con mayor cantidad de estudiantes en Bogotá, Colombia ante el primer contacto para ser entrevistado en esta sección que apunta a indagar cómo las universidades ajustan (o no) sus planes de estudio a las demandas del sector. “La pregunta es cómo dejamos de ser una fábrica de desempleados para convertirnos en un campo apetecible de formación en permanente aggiornamento”, señala.

Pernía es, además, consultor en comunicación y marketing, profesor colaborador honorífico en la Universidad Complutense de Madrid y profesor invitado en University Texas at Arlington, en Estados Unidos.

 

(P) ¿Cuáles son los contenidos prioritarios para formar nuevas generaciones de periodistas?

(R) Lo principal es que los jóvenes estudiantes de periodismo comprendan el funcionamiento de las audiencias y su arquitectura en el ecosistema digital. Hoy es imprescindible contar con los mapas de comportamiento de sus lectorías para detectar cómo piensan, cómo influyen los sesgos al informarse, qué interesa a esos consumidores de contenidos periodísticos, qué los mueve y motiva, y cómo y por dónde se informan. Entonces, la primera competencia que adquirirán será la de construir la ruta para conectar con sus audiencias, persuadirlas y brindarles un servicio útil a esas comunidades y nichos de personas, independientemente del país donde se encuentren y para el cual trabajen. 

 

(P) ¿Esto supone también enseñarles modelo de negocios para desarrollar medios sustentables?

(R) Exacto. Yo les explico que ya no existen los targets de espectadores, ni los consumidores en masa, y que por el contrario hoy trabajamos con fracciones y tipologías atomizadas de personas en carne y hueso que viven el mundo a través del teléfono móvil. Una primera clave es la formación en el pensamiento estratégico que vincula la comunicación y el marketing con el objetivo de armar un plan que una, en un mismo recorrido, a periodistas y prosumidores alrededor de objetivos comunes y que sean susceptibles de monetización.

Y aquí estoy pronunciando una palabra radiactiva, en muchas ocasiones, para algunos de los docentes de las escuelas de periodismo y las facultades de comunicación. Aún no entendemos la función del dinero en la profesión, pensamos que seguimos siendo los apóstoles y profetas del periodismo y por ello repudiamos el capital porque lo asumimos como una aberración del neoliberalismo, pero ¿cómo le decimos a los estudiantes que vienen a nuestras aulas que están pagando de tres a cuatro años de carrera para salir a pasar hambre después de graduarse?

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La pregunta es cómo dejamos de ser una fábrica de desempleados para convertirnos en un campo apetecible de formación en permanente aggiornamento, con procesos de reflexión, debate y respuestas propositivas capaces de atraer a esas generaciones que están buscando un futuro en medio de la incertidumbre.

 

(P) ¿Cómo abordas la generación de contenidos en plataformas como Tik Tok o Instagram en tus clases?

(R) Yo vengo del mundo analógico y lo primero que trato de enseñarles es que el epicentro de nuestra actividad no está en la telemática ni sus aparatos de comunicación bidireccional, lo que debe ocupar el centro de atención en nosotros son las personas, sus historias, el contexto sociohistórico y las circunstancias que están viviendo aquí y ahora. Y cómo nosotros, como periodistas, podemos contribuir a la solución de sus problemas.

El periodismo industrial es un modelo de negocio en decadencia porque aún depende de la categoría de masa. Las masas ya no existen, existen las comunidades, los nichos compuestos por individuos con capacidad de voz y voto. Entonces, mi papel como profesor conecta con otros vectores de aprendizaje; les comparto ejemplos de ensayo y error como los que vienen haciendo Colcheck, el New York Times y otras plataformas de nichos informativos nacionales e internacionales.

Luego, encargo que cada grupo de trabajo organizado como microempresas de gestión informativa, debe identificar una comunidad, detectar cuáles son sus problemas, verificar si con las herramientas del periodismo podemos aportar valor, visibilizar esa comunidad y posicionarla. En este punto, el recurso más valioso es el storytelling o las técnicas narrativas que buscan el impacto y la empatía con los consumidores de noticias y otros formatos textuales propios del periodismo.

“Lo principal es que los jóvenes estudiantes de periodismo comprendan el funcionamiento de las audiencias y su arquitectura en el ecosistema digital”, afirma Noé Pernía (izquierda)

 

(P) ¿Qué espacio le otorgas al desarrollo de nuevas narrativas?

(R) Más que hablar de nuevas narrativas preferiría hablar de nuevos formatos. El meme, por ejemplo, es un formato excepcional y muy eficaz para contar historias, para motivar la reflexión, denunciar, compartir planteamientos desde el periodismo (investigación, exposición de datos, verificación, micro reportajes), pero lo nuevo allí no es la narrativa sino el formato potable y asequible para una amplia variedad de públicos. Igual ocurre con TikTok, aquí lo nuevo no es la estructura de las historias, sino la estructura mental en la que el usuario está esperando algo. 

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En el pasado está la base del futuro

(P) Algunos creen que hoy los creadores de contenido le “pelean el puesto” a los periodistas. ¿Estás de acuerdo con esta información? 

(R) Esta duda surge cuando no se tiene claro para qué sirve el periodismo en cualquier sociedad democrática donde la información libremente compartida es vehículo para conquistar derechos, preservar la vida y alertar contra los totalitarismos. Desde mi punto de vista, los creadores de contenidos son una cosa y otra muy distinta los periodistas. Los creadores de contenidos se vinculan con la industria del entretenimiento, mientras que los periodistas están llevando a cabo un ejercicio utilizando formatos similares, pero, en la mayoría de los casos, para exponer información tratada con otros niveles de exigencia: investigación; colaboración entre medios, curaduría de las fuentes y la colaboración con otros colegas reporteros. Para mí, la verificación o el factchecking es uno de los puntos cruciales que también nos distingue del mundo del entretenimiento, aunque si miramos lo que hacen en TikTok y en Instagram descubriremos que el entretenimiento también sirve para empaquetar información atractiva, seria y periodística.  

 

(P) Los medios cambiaron drásticamente su modelo de gestión en los últimos años y se renuevan permanentemente los perfiles profesionales que se necesitan, ¿cómo abordas en tu asignatura la explicación de esos perfiles?

(R) Esta discusión debe convertirse en un ciclo permanente de análisis, investigación y debate porque el mercado de trabajo está cambiando y en algunos casos no lo estamos viendo. Por ejemplo, en el caso de Colombia la Asociación Colombiana de Facultades y Programas Universitarios en Comunicación (AFACOM), ha sido clara en su último estudio sobre los perfiles que están requiriendo las organizaciones públicas y privadas, les urgen periodistas que entiendan y sepan gestionar la comunicación digital, que interactúen con las comunidades en redes y sepan resolver crisis.

El periodismo no va a desparecer. No ha desaparecido el cine pese a Netflix, Paramount ni YouTube. Ni siquiera la literatura, aunque desde hace pocos meses ya es una realidad el ChatGPT de Open AI.

(P) ¿Qué conservas de la enseñanza de periodismo tradicional? 

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(R) El periodismo tradicional es el sustrato de cualquier periodismo por un motivo fundamental: el contacto físico con las personas, con las comunidades. Una cobertura in situ significa olfato, observación, captación y organización de los datos que el periodista percibe con sus cinco sentidos, la selección de esos datos y la jerarquización vigilando siempre los propios sesgos y prejuicios, la composición del contenido de acuerdo a las plataformas y lenguajes, y finalmente la transmisión y los canales.

Los dos últimos pasos son los vinculantes con la cibercultura, pero los primeros tienen que ver con la corriente sanguínea de nosotros los humanos y al menos allí la inteligencia artificial aún es ciega, sorda y muda, como la canción de Shakira. El periodismo no va a desparecer. No ha desaparecido el cine pese a Netflix, Paramount ni YouTube. Ni siquiera la literatura, aunque desde hace pocos meses ya es una realidad el ChatGPT de Open AI.

Volvemos al problema fundamental en la pedagogía posdigital que para mí es el punto en la mira más importante de todos: la estrategia. Puedes moverte como pez en el agua con los algoritmos, aplicaciones, con la programación y las tendencias, y eso es crucial. Pero siempre estará el magma, la historia, la circunstancia humana que hace de cada individuo un ser único e irrepetible.

El cómo abordar a esos individuos, el cómo estructurar la historia, con cuáles esquemas, destacando qué momentos, empleando cuáles recursos del periodismo es algo que surge de un abordaje estratégico y es eso en principio lo que más echan en falta nuestros estudiantes: la práctica en la calle, el contacto piel a piel, los olores, sabores, la gestión del drama y el respeto a la sensibilidad del otro. En conclusión, el reporterismo como práctica real en la calle y con la gente, además del factchecking son, no solo el sustrato, sino también el futuro del periodismo.

Las plataformas y los lenguajes son importantes, pero si no sabes cómo edificar una historia sufrirás el efecto Netflix, como lo llamo yo, es decir, repetición de guiones y tramas, perfiles psicológicos clichés, situaciones previsibles y frases hechas.   

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