[Artículo de opinión publicado en la newsletter de Laboratorio de Periodismo del 8 de febrero de 2022].

Semanalmente, Lluís Cucarella, director editorial del Laboratorio de Periodismo de la Fundación Luca de Tena y CEO de Next Idea Media, comenta en un artículo algunos puntos de actualidad de la semana en el mundo del periodismo. Suscríbete]

 

Con el paso del tiempo, de ser una herramienta para narrar eventos ocasionales, el liveblogging ha ido convirtiéndose en una práctica diaria en muchos medios.

Lo que iba sucediendo en la Covid día a día ha ayudado a que los lectores se familiaricen con un producto editorial que comparte éxito con otros dos: newsletter y pódcast.

Este auge del liveblogging y del buen desempeño que da en cuanto a métricas de fidelización (duración de la visita, sesiones por usuario, etc.), está enviando un claro mensaje a los medios de comunicación: ayúdenme a digerir tanta información.

El liveblogging ofrece un contenido finito, y cualquier persona puede ponerse al día rápidamente sobre el tema que está informando el liveblogging y regresar varias veces para ver las novedades.

La BBC, por ejemplo, está armando un equipo de liveblogging con 31 periodistas, para expandir la cobertura del directo a nuevos temas y formatos, y sobre todo dar cabida de manera habitual al vídeo dentro del liveblogging. El editor responsable de esta área lo tiene claro: “Es una forma de narración verdaderamente nativa digitalmente y creo que, para los usuarios más jóvenes resulta una forma muy natural de informar… Creo que es una manera muy transparente de informar, ya que podemos mostrar nuestro funcionamiento porque descubrimos cosas al mismo tiempo que la audiencia”, explica a Press Gazette. 

The New York Times también ha anunciado que amplía sus coberturas en directo. “Cubrir las noticias en tiempo real se ha convertido en una parte integral de lo que esperan los lectores del Times”, indican.

Estudiantes de periodismo: practicad liveblogging porque saber narrar directos (aparte de saber de qué se habla, lógicamente), va a ser un plus.

Justo acaba de empezar un curso gratuito sobre Liveblogging en el Knight Center.

 

LOS CIUDADANOS SUIZOS VOTAN EN CONTRA DE QUE LA PRENSA RECIBA AYUDAS PÚBLICAS

Que el descrédito al que está llegando el periodismo y su teóricamente imprescindible función social no es algo sólo propio del territorio patrio da cuenta el referéndum que se ha celebrado en Suiza. El pasado mes de junio, el gobierno presupuestó 143 millones de euros para ayudar a los medios de comunicación a fortalecerse tras la crisis de la COVID.

Pero el referéndum telemático celebrado este pasado domingo para votar sobre la medida ha puesto sobre la mesa que más de la mitad de los votantes, el 54,5%, no quiere que su dinero vaya a los periódicos, con picos superiores al 65% en algunos cantones.

Es peligroso que los medios dependan del dinero público; eso es algo sabido y razón suficiente para oponerse, pero llama la atención que entre los argumentos que esgrimen los que han hecho campaña de oposición sobresalga uno: que esta inyección de efectivo sería desperdiciar el dinero de los contribuyentes, y sólo beneficiaría a los propietarios de los medios.  Eso tiene otra lectura.

 

UN MILLÓN DE USUARIOS EN EL WORDLE EN ESPAÑOL. ¿ES WORDLE EL NUEVO SUDOKU O UNA MODA PASAJERA? 

Daniel Rodríguez, el colombiano que adoptó al español Wordle, el juego que recientemente adquirió The New York Times por más de un millón de dólares, ha desvelado el número de usuarios que tiene este pasatiempo en español: un millón de personas jugaron el Wordle en español el pasado día 10 (el 70% desde España), alcanzando un pico récord.

En la versión original en inglés, los tres millones de usuarios fieles que tenía el juego antes de comprarlo el NYT son, ahora que incluso se ha popularizado más, sólo una parte ínfima del total.

La pregunta es ¿será Wordle el nuevo sudoku o una moda pasajera? Riesgo este último que habrán sopesado mucho en el New York Times y que sin embargo no les ha disuadido de la compra. ¿Por qué?

The Fix da su explicación: porque aun siendo una moda pasajera, los números salen: a 8,4 dólares el coste promedio de la suscripción, el NYT sólo debe convertir el 0,5 de los usuarios diarios que tenía cuando se compró (ahora son muchos más y la tasa de conversión, por tanto, más baja), y mantenerlos durante un año. Con 15.000 nuevos suscriptores sería suficiente para lograr 1,5 millones de dólares.

Sin embargo, creo que, además de que no es tan fácil lograr ese 0,5%, tampoco es el objetivo del NYT: ponerlo detrás de un muro supondría un coste de imagen muy elevado. Era el juego no intrusivo y gratuito para todos. Con la compra, sólo con mantenerlo como está, el mensaje que se lanza es claro: esta es también la casa de los pasatiempos. Y por si alguien no recuerda lo importante que son los pasatiempos en los medios, Mar Manrique lo dejaba claro hace unas semanas.

 

Recomendaciones finales de algunos textos interesantes

  • Los hilos de los viernes en Twitter del profesor Avilés. Quien no siga en Twitter al profesor José Alberto García Avilés no sabe lo que se pierde cada viernes. A mí, que más que palabrería, me gusta analizar los casos de éxito (y los de fracaso), este hilo me parece, como dicen algunos, un must: seis ejemplos de medios que “lo están haciendo bien”.
  • TikTok. Hablaba antes de modas, y hay algo que a veces escapa a algunos responsables de los medios: que, aunque algo sea una moda, está concentrando a mucha gente y no aprovecharlo es una oportunidad perdida, sea o no sea moda. Tiktok, red de la que, por otro lado, ya nadie duda que no es una moda, atrae a millones de jóvenes. No poner foco en tratar de hacer llegar la marca a esta red, con información útil y amena, de manera nativa, es decir, en la narrativa propia de Tiktok, es un error estratégico.  Y escucho demasiadas veces como excusa, que es una moda. Dos artículos de esta semana para los editores y periodistas que sigan pensando así: News outlets ride TikTok engagement wave (en Axios) y Why do news publishers struggle to embrace TikTok?, en Journalism.
  • Procesos creativos transparentes. Se agradece siempre conocer cómo ha sido el proceso de elaboración de un producto editorial, el entre bastidores. Y el director de arte de El País, Fernando Hernández, acostumbra a ello. Ayer contaba en un hilo en Twitter cómo ha sido el proceso creativo de rediseño de Retina.

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