Página de opinión de The Washington Post

Buena parte de los jóvenes no sabe diferenciar entre opinión e información. Algunas encuestas llegan incluso a situar en un 59% el porcentaje de jóvenes con dificultades para diferenciarlo. O lo que es lo mismo, sólo el 41% de los jóvenes españoles fueron capaces de distinguir hechos de opiniones frente a la media del 54% de la OCDE.

Aunque en el fondo de esto subyace un problema de falta de alfabetización mediática, muchos medios tampoco lo ponen fácil, porque unen información y opinión en secciones que deberían ser meramente informativas.

Para hacer un periodismo más ético, Trusting News, un proyecto conjunto del Donald W. Reynolds Journalism Institute y el American Press Institute, mantiene y actualiza periódicamente una guía de buenas prácticas, que se puede condensar en cuatro puntos. Son estos:

1. Usar siempre la etiqueta de opinión

Los periódicos deben etiquetar el contenido y usar palabras que el público entienda. Las palabras “editorial” y (en el caso anglosajón “op-ed”) no son lo suficientemente definitorias. Los periodistas saben lo que significan esas palabras, pero no todos los usuarios. Si el periódico usa otras palabras como “análisis”, es recomendable incluir también una descripción que indique de qué contenido se trata, en una nota del editor en la parte superior del artículo o en otro lugar destacado, como un lado.  “No es una buena idea confiar en un lema al final de la historia, ya que los datos de scroll generalmente muestran que un porcentaje muy pequeño de lectores llega al final”, indica la guía.

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2. La etiqueta debe seguir a la historia en cualquier plataforma

Incluso cuando pensamos que estamos siendo claros con el etiquetado, con demasiada frecuencia la etiqueta de opinión no sigue la historia en todas las plataformas. Puede aparecer encima de un título en la web, pero no aparecer cuando el título se introduce en un sitio social o una aplicación de noticias.

La guía recomienda agregar la palabra “opinión”, seguida de dos puntos, al inicio del títular. Algunos sistemas de administración de contenido permiten que se escriban diferentes titulares para diferentes plataformas, lo que puede brindar a las redacciones la opción de ajustar el nivel de claridad necesario.

Otra opción es tener una práctica estándar de agregar la palabra opinión al texto de las publicaciones sociales o los subtítulos de videos o clips de audio.

3. Explicar de quién es la opinión

¿El artículo de opinión corresponde a un periodista en nómina al que se le paga para compartir su opinión? ¿Es de un colaborador? ¿Es de una fuente experta o activista? ¿Es de una agencia? Es posible ser transparente acerca de dónde proviene una opinión de muchas maneras diferentes. Por ejemplo

  • Editoriales o artículos del consejo editorial. Tener publicada en la web una página que explique quién forma parte del consejo editorial y enlazar a esa página desde la firma. En esa línea de firma, siempre es mejor atribuir el artículo a los periodistas que han redactado esa editorial o pieza de contenido editorial que a un genérico equipo editorial.
  • Columnistas habituales. Las redacciones a menudo usan la palabra “columna” para referirse a una amplia gama de contenido. Una columna podría ser de un reportero deportivo que escribe una columna dominical compartiendo su opinión sobre los juegos del fin de semana, o un reportero político que ofrece análisis periódicos. Es posible que exista en el periódico un columnista a tiempo completo que haya sacado a la luz las injusticias y los problemas de su comunidad durante años y tenga una presencia destacada en la ciudad. Una columna podría ser de un maestro jardinero local que ofrece su experiencia como voluntario una vez a la semana. O una columna podría ser de un servicio de cable, “y también es importante dejar eso claro”, indica la guía. “A su audiencia le importa si un columnista es periodista o no, y si forma parte de su personal o no”, añade.
  • Críticos. Es importante también que haya información sobre los periodistas que se dedican a la crítica (gastronómica, cultural, etc). Por ejemplo, una biografía que explique cuál es su trabajo y por qué su opinión está cualificada o es buena en ese trabajo. Enlazar su firma con esa biografía. También se recomienda incluir una nota en cursiva en la parte superior de la historia, o un cuadro al lado de la parte superior de la historia, indicando que este periodista comparte su opinión, por ejemplo, sobre los restaurantes locales. Ya sea allí o en otro lugar (pero prominentemente vinculado), debe incluirse cualquier información sobre su marco ético. (¿Paga sus propias comidas? ¿Permanece en el anonimato?, etc.
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4. Explicar los objetivos

La página de opinión debería contar con una explicación del propósito de la sección. ¿Por qué hay una sección de opinión? ¿Cuál es la misión?  También debería haber explicaciones de cómo se seleccionan los artículos de opinión externos. Por ejemplo, textos que aclararan cuestiones como estas:

  • ¿Solicita el periódico estas piezas o busca argumentos en contra antes o después de publicarlas?
  • ¿Cuáles son los criterios para publicarlos?
  • ¿Se editan los artículos de opinión que personas externas envían?
  • ¿Se verifican?
  • ¿Se tratan de manera distinta las presentaciones de fuentes expertas a como de hace con las de la gente normal?
  • ¿Se paga por esos artículos?

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