La complejidad de redactar un boletín informativo a menudo radica en la soledad del proceso y en la escasa interacción directa con los suscriptores. Aunque un editor pueda tener un gran número de seguidores fieles, estos por lo general no tienen un espacio donde interactuar entre ellos o con el editor.
En este contexto, algunos editores de newsletters han comenzado a apostar por comunidades en línea interactivas como un medio adicional de engagement con sus lectores. Se trata de comunidades en las que se genera una interacción entre sus miembros con diversas iniciativas.
Claire Zulkey, periodista, editora y consultora independiente, licenciada por la Universidad de Georgetown y máster en la Universidad Northwestern, ha publicado en la web de la consultora Inbox Collective una extensa información en la que precisamente ofrece pautas y reflexiones sobre esta tendencia.
Según sostiene Zulkey, estas comunidades digitales ofrecen un espacio valioso para conversaciones significativas y permiten profundizar la relación con los seguidores más fieles. Esto puede resultar particularmente útil para los escritores que cuentan con ofertas de newsletters de pago, ya que la existencia de una comunidad en línea puede ofrecer a los lectores un incentivo adicional para suscribirse.
Sin embargo, la periodista también advierte sobre los desafíos involucrados, tales como el tiempo y los recursos necesarios para configurar, monitorear y moderar estas comunidades y aporta detalles de algunas iniciativas.
Estas son algunas de las iniciativas recogidas por Zulkey:
Comunidades como espacios de conversación valiosa
Lyz Lenz, la creadora de Iowa del boletín «Men Yell at Me», permite que cualquiera de sus 3.700 suscriptores de pago se una a su Discord «Flyover Politics». Lenz ha encontrado un colaborador para la moderación de su servidor en Garrett Bucks, operador de «The White Pages». Lenz indicó que estas discusiones son más personales y profundas que cualquier interacción que podría tener en la sección de comentarios de sus publicaciones públicas.
Incentivos de suscripción y ventas
Jay Clouse, fundador de «Creator Science», ha llevado su negocio de boletines un paso más allá. Además de un boletín, un pódcast y un canal de YouTube, ha creado una comunidad de consultoría de pago llamada «The Lab». Clouse limita la membresía a 200 personas, y la suscripción comienza en $1,999 por año. No es un acceso barato, pero es un recurso valioso para los creadores que buscan orientación de calidad.
Problemas de moderación y escalabilidad
Anne Helen Petersen comenzó una comunidad de Discord para acompañar su boletín «Culture Study», pero la cerró después de unos años porque se volvió demasiado grande para gestionarla. Petersen manifestó que aunque le gusta iniciar discusiones y enseñar, no se considera una moderadora hábil, lo que le hizo reconsiderar la viabilidad de la comunidad. Una solución es buscar co-moderadores, como en el anterior caso de Lyz Lenz, si uno no se siente hábil para ejercer esta función.
Colaboración y asistencia técnica
Rusty Foster del boletín «Today in Tabs» buscó asistencia técnica de Bijan Steven, uno de sus antiguos becarios, para configurar y moderar su servidor de Discord. Steven, más familiarizado con Discord, ofreció estrategias y soluciones técnicas que Foster no conocía.
Normas y Regulaciones
Casey Johnston, que escribe el boletín «She’s a Beast», utiliza su comunidad para proporcionar vídeos sobre la forma correcta de levantar pesas. Se basa en una serie de normas explícitas para asegurarse de que la conversación se mantenga respetuosa y enfocada en el tema del bienestar y la salud física.
Consejos para la creación de comunidades online
Si está pensando en iniciar su propia comunidad online, hay diversos aspectos a tener en cuenta. Según Zulkey, un buen punto de partida puede ser abrir una sección de comentarios en su boletín de noticias para evaluar la respuesta de sus lectores a una publicación de chat o discusión semanal.
Aunque no existe un número mágico de suscriptores o comentarios que indique la necesidad de una plataforma separada, sí hay indicadores que pueden sugerir que valdría la pena intentarlo. Por ejemplo, si los lectores interactúan entre ellos además de responder a sus publicaciones y si se siente con el tiempo y la energía suficientes para moderar esas conversaciones, podría ser un indicativo de que una comunidad independiente es viable.
Además de comenzar a pequeña escala, la autora también sugiere pasar tiempo en otras comunidades que le resulten atractivas. Al hacerlo, podrá identificar políticas y dinámicas que le interesen y que quizá desee incorporar en su propia comunidad. Esto incluye observar si prefiere comunidades que fluyan más lentamente o que sean más activas. No está de más encuestar a sus amigos y lectores sobre las comunidades de las que disfrutan o de las que se han distanciado. De este modo, podría descubrir aspectos de la moderación comunitaria que nunca había considerado.
Elección de plataformas y carga de trabajo mental
Al seleccionar una plataforma para su comunidad, la autora recomienda realizar una investigación exhaustiva. Puede ser fácil sentirse abrumado con términos como Discord o Twitch, especialmente si no está familiarizado con sus características. En este sentido, es crucial elegir una plataforma que pueda operar cómodamente y, si es posible, consultar con sus lectores sobre las plataformas que ellos ya están utilizando y que les gustan.
Además, la autora enfatiza la importancia de ser consciente de su capacidad para moderar una comunidad online, especialmente si está pasando por circunstancias personales que puedan limitar su tiempo y energía, como el nacimiento de un hijo o la atención a un ser querido.
Finalmente, uno de los puntos destacados por la autora es que sus lectores podrían sentirse intimidados por las nuevas tecnologías. Por lo tanto, aconseja proporcionar a los miembros una breve guía sobre qué esperar al ingresar a la comunidad. Establecer expectativas y reglas claras desde el primer día aumentará sus posibilidades de construir una comunidad respetuosa y comprometida.