La newsletter se ha convertido en uno de los instrumentos más eficaces para potenciar la marca personal de periodistas. Sin embargo, muchas newsletters no sobreviven a los primeros meses de vida. Sus autores abandonan el proyecto de manera prematura. Estas son algunas de las razones que hacen que las newsletter dejen de enviarse:

No calcular bien el coste de tiempo que supone realizarla

Una de las razones fundamentales para el abandono de una newsletter es dejarse llevar por el impulso inicial. Es fácil escribir una primera newsletter, pero en muchas ocasiones no se tiene en cuenta si se dispone del tiempo adecuado para mantener el compromiso adquirido en sucesivas entregas.

No hay un equipo detrás, como en un medio de comunicación, sino que va a ser todo fruto de nuestro esfuerzo. La primera y la segunda semana, si es un envío semanal, se siguen entregando con puntualidad, pero poco a poco, a medida que el impulso inicial decae, se va demorando la entrega, primero unas horas, luego un día, luego se pasa la periodicidad a otro día de la semana distinto al indicado anteriormente, pensando que es un tema de cambiar el día, y al final deja de enviarse a la cuarta o quinta entrega.

Además, en muchas ocasiones, no se dan ni explicaciones. La marca personal, más que salir reforzada, queda perjudicada porque no se ha cumplido el compromiso adquirido. Otras veces no es una falta de compromiso, sino que hay cambios en nuestra vida, no previstos, que hacen que no podamos seguir atendiendo el proyecto. Es algo normal, pero la audiencia, por lo menos, se merece una explicación, si queremos que no afecte nuestra marca personal.

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Expectativas demasiado altas

Una newsletter no reúne una comunidad en torno a ella de la noche a la mañana. Si la persona que la realiza cuenta con un buen número de seguidores, es posible que la primera newsletter capte la atención y que se suscriban, y que incluso obtengamos halagos de nuestro profesor de periodismo, algún amigo y otras personas, pero las siguientes entregas no seguirán el mismo ritmo de crecimiento de suscriptores que la primera, y si las expectativas eran demasiado altas, el desánimo puede hacer que se abandone el proyecto.

Los que, además, lanzan una newsletter sin una comunidad de seguidores detrás o sin una marca personal fuerte, lo tienen aún más complicado si esperan un gran crecimiento instantáneo. Cuando se planifica, hay que trazar bien la estrategia con la que se apoyará el crecimiento de la newsletter, con datos realistas.

Si el fin último de la newsletter es que se convierta en una fuente de ingresos, la desmotivación se acrecienta al ver lo complicado que es. Hay que tener claro para qué queremos crear una newsletter y qué queremos obtener con ella, así como cuánto tiempo podemos dedicarle a cambio, y durante qué periodo estamos dispuestos a mantener el esfuerzo.

Obsesionarse con las analíticas de la newsletter

La tasa única de apertura de una newsletter es uno de los datos que se miran para medir el éxito del envío. Es decir, cuantos suscriptores de nuestra lista han abierto la newsletter por cada 100. Cabe decir que no pocas de las plataformas que existen para el envío de newsletter no registran bien los índices de apertura.

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Una newsletter puede tener una tasa de apertura única del 60% un día, y la semana siguiente del 20%, sin que haya cambiado nada. Miremos también la tasa de clicks y otros indicadores, y sobre todo, escuchemos a los suscriptores. Crear una comunicación directa con ellos por correo y escucharlos, ayuda a vencer el desánimo de los datos fríos.

Contenidos que son un puzzle y cuesta ordenarlos

Esto es, escribir una newsletter como si se tratara de retuitear/comentar contenidos de otros. Muchas newsletter nacen para tratar de rentabilizar o fidelizar una amplia comunidad de seguidores en redes sociales. Pero no todo el mundo se siente cómodo escribiendo textos más largos o que necesitan de un mayor encaje.

Hay muchas cuentas de twitter que básicamente se dedican a redistribuir contenidos de otros, bien simplemente tuiteándolos o con algún comentario, pero que logran muchos suscriptores. Cuando se da el paso a la creación de una newsletter, el trabajo es distinto y requiere un esfuerzo adicional, sobre todo de estructuración, y hace falta diseñar bien la newsletter. Trasladar a una newsletter los mismos comentarios o contenidos que se retuitean en la red social es una iniciativa abocada al fracaso, y el fracaso se traduce en ese desánimo que lleva al abandono paulatino de la newsletter.

Autopromoción pura que no funciona

Algunas newsletter de creadores de contenidos caen en el error de ir acercándose hacia la autopromoción para tratar de, al menos, sacar algún rédito al esfuerzo. Está bien ofrecer una voz personal, pero cuando en la newsletter queda al final la sensación de que su autor está vendiendo sus servicios o poniéndose en un altar, la conexión con el lector se ve afectada. La newsletter es una buena herramienta de promoción por lo que decimos o contamos, que nos hace especialistas en un campo en el que ofrecemos nuestros servicios, pero que nos contraten o nos lleguen ofertas no es el fin último de su puesta en marcha, sino una consecuencia de ello.

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Dos newsletters periodísticas recomendadas:

Dicho esto, a continuación recomendamos dos newsletter periodísticas de gran calidad, que han sobrevivido a los primeros envíos y siguen llegando a los buzones de los suscriptores con el mismo nivel de calidad y periodicidad inicial:

Fleet Street, de Mar Manrique

Excepcional newsletter sobre periodismo. Se envía los domingos. Nivel elevado de contenidos y buen análisis. Ir a Fleet Street

The Muffin, por Mauricio Cabrera

Otra estupenda newsletter que acerca al lector interesado en temas de periodismo puntos de vista muy interesantes.  Ir a The Muffin. 

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